Trabajadores del complejo metalúrgico de La Oroya, propiedad de la estadounidense Doe Run, levantaron este miércoles una huelga indefinida que se inició a la medianoche exigiendo el reinicio de operaciones de esa planta, informó el vicepresidente de la región Junín (este).

La medida se tomó durante una reunión entre una comisión de autoridades de Junín y los dirigentes de los trabajadores mineros, indicó el vicepresidente regional, Américo Mercado Méndez, citado por la agencia estatal Andina.

Ambas partes acordaron formar una comisión integrada por el gobierno regional, alcaldes y congresistas de Junín para gestionar una propuesta de solución al problema ante el gobierno del presidente Ollanta Humala.

Los mineros se comprometieron a desbloquear la carretera Central, que conecta al centro del país con Lima, que había sido cortada con troncos y piedras en varios tramos en La Oroya, 185 km al este de la capital peruana, lo que ocasionó una gran congestión vehicular, según la policía.

“El paro es total y es acatado por los trabajadores de Doe Run y la población de La Oroya”, había dicho Roberto Guzmán, secretario general del Sindicato de esa empresa al inicio de la jornada.

El dirigente minero subrayó que el objetivo de la huelga era la inmediata reactivación de complejo.

Doe Run, propiedad del Grupo Renco, se encuentra cerrada hasta que la empresa termine su proceso de reestructuración y ejecute su Programa de Adecuación y Manejo Ambiental (PAMA).

El ministro de Energía y Minas, Jorge Merino, dijo este miércoles que Doe Run “no tiene voluntad para reiniciar las operaciones del complejo de La Oroya al poner condiciones inadmisibles” al Estado.

La empresa debe presentar un plan de reestructuración factible para que pueda reanudar las operaciones y pagar sus deudas, añadió.

La minera paralizó en junio de 2009 su operación en el complejo y fundición de La Oroya, luego de que un grupo de bancos cortara sus líneas de crédito tras una crisis financiera que la llevó al borde de la quiebra.

La minera debe unos 200 millones de dólares a proveedores y al fisco por impuestos e incumple con el financiamiento de 160 millones de dólares para poner en práctica un plan de defensa del medio ambiente.

La ciudad de La Oroya, de 30.000 habitantes, vive de la minería desde hace más de 100 años, y es considerada una de las urbes más contaminadas del mundo por los humos de la refinería.