Su padre no soportaría no ver el rostro de su pequeña hija, día a día, e hizo que fuera preservado con una técnica magistral para esa época.

Era la niña de papá. Una siciliana que estaba próxima a cumplir dos años cuando la muerte la sorprendió por una enfermedad que no perdonó a su familia. Rosalía Lombardo, sin embargo, quedaría para la historia.

En Italia, el deceso fue insoportable para su familia, sobre todo, para Mario Lombardo. Era el padre orgulloso, que como todo progenitor tenía sueños por cumplir junto a su hija.

El destino, no obstante, tenía otros planes. El centro urbano, Palermo era azotado por enfermedades que dejaban mella en la salud de los adultos. En la niñez solían ser devastadoras, como en el caso de Rosalía.

Sin embargo, el ser humano es capaz de gestionar el duelo de formas incomprensibles para otros. Es lo que precisamente hizo Lombardo, quien en sus palabras, consignadas por diversos medios a nivel mundial, no soportaría un sólo día sin ver el rostro de su amada niña.

Una muerte prematura e inesperada

Rosalía Lombardo nació el 13 de diciembre de 1918. La familia de la niña estaba feliz de su llegada al mundo. Se trataba, sin que lo supieran, de un breve paso por el mundo, según medios internacionales como La Nación de Argentina.

El 6 de diciembre de 1920, a tan sólo una semana de celebrar dos años de vida, la muerte apareció en la casa de los Lombardo. Llegó por la infante, quien padeció por varias semanas las secuelas de una fuerte neumonía.

Mario Lombardo se aferró a un plan luego del golpe de la noticia. El dolor de perder a su hija se transformó en la búsqueda de una persona que la inmortalizaría. El objetivo era ver su rostro todos los días, sin que eso le permitiera cerrar el duelo, psíquicamente saludable tras un evento vital como la muerte de un ser querido.

Fue entonces que Lombardo contactó con un hombre que cumplió los requisitos de su anhelo. Así nacía la historia de la momia niña más bella del mundo.

El padre de Rosalía Lombardo, Mario Lombardo, buscó a un experto para preservar el cuerpo de su pequeña hija
20minutos.es

Rosalía Lombardo y un embalsamamiento por los siglos

La niña, cuya muerte desoló a su familia, sobre todo a su padre, en la actualidad también es conocida como “La Bella Durmiente”.

Todo dependería de la técnica de un experto, que también pasaría a la historia junto a Rosalía Lombardo, dado su exitoso trabajo de preservación del cuerpo de la infante.

Alfredo Salafia, además de ser un químico con prestigio construido en aquellos años, practicaba la taxidermia (disecar animales y conservarlos) y era reconocido, además, por sus rigurosas técnicas de embalsamamiento.

Fue entonces que el padre de Rosalía acudió con su duelo a cuestas a buscarle para pedirle que embalsamara a su niña. El experto en las técnicas ya mencionadas accedió a cumplir los deseos de un atribulado hombre.

Más adelante, saldría a la luz la cuidadosa técnica utilizada para preservar un cuerpo de forma asombrosa, al punto de posarse sobre su obra las investigaciones pertinentes para pregonar su hazaña.

Un embalsamamiento perfecto el del cuerpo de Rosalía Lombardo, la momia niña más bella del mundo
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La momia más bella del mundo, ¿capaz de parpadear?

“La Bella Durmiente”o “La momia más bella del mundo”, entre otros calificativos, quedó para la posteridad debido al embalsamamiento de su pequeño cuerpo, que lo mantuvo intacto desde la petición de su padre.

Mario Lombardo pudo apreciar, día a día, a su hija sin vida, pero con el semblante de una infante que permanecía dormida. Los órganos de la pequeña se preservaron perfectamente para mantenerla junto a su familia.

¿Qué utilizó Salafia, para preservar por casi un siglo un cuerpo de formas intactas?

En primer lugar, es importante destacar que antes de pensar en un compuesto que preservara a Rosalía Lombardo, era necesario asegurar que las condiciones del ataúd estuvieran al servicio de conservar su obra, ya que el clima siciliano se caracteriza por ser de los más secos en Italia.

En lo esencial, diluyó formol, creando una especie de desinfectante. Agregó a su fórmula, casi mágica, alcohol, ácido salicílico (evita la formación de hongos), sales de zinc y glicerina. Esta última para que la piel no se resecara con el paso del tiempo, dadas las condiciones climáticas del lugar.

El padre de Rosalía decidió trasladarla a la Capilla de los Niños, un sitio santo en las catacumbas de los monjes capuchinos de Palermo.

Sólo los más nobles sicilianos tenían acceso, en un inicio, a contemplar el cuerpo de la niña en perfecto estado, como si descansara en un intenso sueño que la hacía lucir adorable.

Entonces, algunos de los visitantes aseguraron verla abrir y cerrar los ojos, creando la leyenda urbana de que se trataba de una momia niña capaz de parpadear desde su reposo.

Los sicilianos creyentes, aseguran que Rosalía Lombardo parpadeaba desde su mausoleo
Twitter / @Sgaywalker

“Santa Rosalía” Lombardo: del mito al milagro, según los sicilianos

Por años, la ciencia ha tratado de explicar a la religión, que el parpadeo de Rosalía Lombardo, la niña momia más bella del mundo, tiene que ver con el efecto que la luz del día causa al ingresar a su mausoleo, además de la humedad al interior de dicho sitio.

Sin embargo, la fe se instauró desde mucho tiempo atrás en una comunidad siciliana, donde atribuyeron el retorno de una reconocida santa, a la infante momificada.

Cuenta la historia que en el siglo XII, los ángeles llevaron a una cueva a una mujer ermitaña, quien vivió y murió en este lugar, por lo que fue considerada más tarde como Santa Rosalía.

Cinco siglos más tarde, se le apareció a un siciliano a quien condujo a la cueva donde estaba su cuerpo. Éste, lo trasladó a Palermo, donde sufrían por las plagas. La leyenda asegura que desaparecieron con la presencia de los restos de la santa.

Por lo anterior, y tras el parpadeo que en el siglo XX contemplaron en Rosalía Lombardo, los locales no dudaron en agenciar el retorno de una figura divina a su ciudad.

Santa Rosalía: atribuyen parpadeo de niña momia más bella del mundo a regreso de santa siciliana
Youtube / Captura de pantalla

Un cuerpo casi intacto a más de un siglo de ser embalsamado

El duelo de un padre, que fue gestionado de formas no convencionales, dio paso a la leyenda de una niña momia, denominada la más bella del mundo, dadas las características de su preservación a manos de un experto en el tema en la década de los 20.

Más de 100 años han pasado de esta hazaña y los efectos se dejaron sentir en la tarea ejecutada por el químico Alfredo Salafia.

El cuerpo permanece en las catacumbas de los monjes capuchinos de Palermo, pero cerrado en una urna, ya que en los últimos años se detectó el deterioro del mismo. Por lo anterior, usaron nitrógeno para desacelerar los daños causados por el paso del tiempo, según el medio español 20minutos.es.

El cristal que selló sus restos y el químico para frenar su deterioro, no restaron importancia a una leyenda que permanece intacta como el cuerpo de una niña, que vivió más allá de los deseos de su padre, al menos, en quienes aseguran que parpadea por obra divina.

Rosalía Lombardo: su cuerpo fue reforzado con nitrógeno para desacelerar su descomposición
20minutos.es / España