La segunda temporada de la serie hizo llorar a millones de personas. Su creadora se basó en la historia de su madre.

Fue a mediados de este año cuando Netflix estrenó la segunda temporada de Firefly Lane (El Baile de las Luciérnagas), la cual mostró un giro más notorio hacia el drama, siempre de la mano de las mejores amigas Tully Hall (Katherine Heigl) y Kate Mularkey (Sarah Chalke – Roan Curtis).

Este aspecto más dramático precisamente ha dejado a millones de personas, en su mayoría mujeres, marcadas y llorando por un desenlace que, muchas veces, no vieron venir.

La historia está basada en el libro homónimo de la autora Kristin Hannah, publicado en 2008 y convertido en best seller con el paso de los meses.

En su Hannah quiso hablar respecto a la importancia de las amistades entre mujeres, tanto en los tiempo de desarrollo personal como en la vida adulta.

Sin ir más lejos, el relato siempre corre en relación a tres periodos en las vidas de Tully y Kate: cuando se volvieron amigas en la adolescencia, la época de juventud al empezar una carrera en medios de comunicación y la adultez con todos sus baibenes.

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De esta forma se desprende la premisa de Hannah en su libro: la amistad no tiene por qué ser perfecta, sólo interesa que sea real y constante.

Es por esto que las dos mujeres se ven constantemente enfrentadas a conflictos de juventud, líos por tríos amorosos, decepciones familiares, las consecuencias de la fama y el corazón roto por un complicado divorcio.

Tully y Kate además son polos opuestos: la primera siempre muestra una seguridad que desborda al resto, junto con contar con una fama y reconocimiento que abruman. No obstante, en el fondo tiene inseguridades, heredadas de una crianza muy defectuosa, que le impiden progresar en otros aspectos de su vida.

Por su lado, Mularkey es el caso de la chica que siempre fue extremadamente tímida y le costó hacer amistades de niñez. Aquello cambia cuando ve en Kate alguien a quien seguir, e incluso, proteger. Ya de grande debe enfrentar conflictos complejos: abordar su separación, reinsertarse después de años al mercado laboral y criar a una hija adolescente.

¿Qué inspiró El Baile de la Luciérnagas?

En algunas entrevistas Kristin Hannah ha indicado que su relato no está basado en hechos reales, dejando en claro que sus dos protagonistas son ficticias por completos.

No obstante, dos aspectos de su vida contribuyeron a la hora de crear la obra: su adolescencia y el cáncer que sufrió su madre, hecho que la dejó marcada de por vida.

En conversación con Netflix Tudum, la autora confesó que fue su progenitora quien le inculcó la importancia de tener, y conservar, las amistades femeninas.

“Mi madre murió de cáncer de mama inflamatorio cuando yo tenía 26 años.
Siempre fue la puerta del armario que nunca abres porque sabes el dolor que hay ahí atrás”,

“Y cuando me convertí en madre joven y comencé a escribir, a medida que envejecía, comencé a pensar cada vez más en mi mamá. Finalmente llegué a los 40 y pensé: ‘Está bien, es hora de que vaya en busca de mi madre, para tratar de entender quién era ella”, agregó.

Sin ir más lejos, confesó que gran parte de su infancia contribuyó en la creación de la pequeña Kate.

“Yo estaba como: ‘Oh, Dios mío, esa es mi casa’. Pude revivir todas estas cosas mágicas, confusas y aterradoras que nos habían sucedido a mí y a mis amigos a lo largo de los años, cuando llegamos a la mayoría de edad”, sostuvo.

Asimismo, confesó que una parte importante de la segunda temporada de este historia no está basada directamente en el libro, aunque conserva su esencia.

“Es algo extraño de ver. Pero lo que han hecho que creo que es tan importante es que todavía se trata de la amistad femenina. Todavía se trata de Kate y Tully”, concluyó.