Todos sabemos que el perro es el mejor amigo del hombre. Pero, es momento de hacer una extensión al respecto.

También puede ser el acompañante más fiel para las ovejas. De paso, puede proteger a una especie incomprendida en los más recóndito de Chile y en otras zonas del Cono Sur.

La historia que refuerza tal aseveración, es una publicada recientemente en territorio británico, específicamente en el medio The Guardian, que entrevistó al asesor de conservación, Nicolás Lagos, en el Cerro Guido, en las afueras del Parque Nacional Torres del Paine.

Lagos habló de la instalación de antorchas LED para ahuyentar artificialmente a los pumas, los presuntos malos de esta historia. No obstante, si de protagonistas se trata, ni los pumas son los villanos, ni este diodo emisor de luz, el héroe de la historia.

Aquí, es donde comenzamos a ahondar en la labor en cuatro patas, de una especie admirada por razones obvias.

En este caso, se trata de los perros pastores “Maremmas”, una raza descrita como “altamente especializada” en las labores que le han sido asignadas.

Pesan 45 kilogramos, tienen un aspecto adorable, pero sus patas blancas y esponjosas les otorgan un semblante de superioridad.

Nacen entre las ovejas, despertando en estos un vínculo que en pocos meses se vuelve de protección.

No es exclusivo en la Patagonia local. Resulta que esta especie ya creó su fama en países como Italia, donde los lobos hacen de las suyas con los animales de granja y los Maremmas entran en acción.

Su desempeño es clave. Ya que los pumas, que acechan a las ovejas patagónicas, utilizan la emboscada para ir sobre su presa. Sin embargo, se ven obligados a huir cuando los Maremmas, que deambulan en manada, aparecen oportunamente para conseguir que este depredador natural no se acerque a las lanudas compañeras.

Esta especie de patrulla canina está vigente en Chile desde el 2017. Desde entonces, la matanza de ovejas, por parte de los felinos, se redujo en un 30%.

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Maremmas: protegiendo a los pumas de los cazadores

Hacer eco de la labor de los perros que patrullan el Cerro Guido, en las cercanías de las Torres del Paine, tiene otro fin específico, además de reducir el número de ataques de pumas a los rebaños.

La idea, es concientizar a los dueños de las haciendas a que la respuesta no es la caza de pumas.

La acción de los perros Maremmas se vuelve aún más valiosa porque, con esta, se pretende demostrar su eficacia con cifras y presentarlas en sociedad como un elemento disuasivo que mantenga lejos de la escena a los cazadores, muchas veces contratados por ganaderos.

Nicolas Lagos/ Panthera

“Las ovejas son un negocio para esta gente”, aseguró el asesor de conservación Nicolás Lagos. “Los números lo significan todo, por lo que nuestros datos tienen que ser buenos”, expresa con toda la esperanza de que la labor de los pastores de cuatro patas se extienda.

Y es que, lo anterior significa no solo garantizar el sustento, a partir del cuidado de los rebaños, sino, el hecho de que los perros ahuyenten a los pumas con sus ladridos y no se haga por medio de los disparos de los cazadores, que también son conocidos como “Hombres León”.

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Resulta, además, que los pumas son una parte vital del turismo en la Patagonia.

Pía Vergara, encargada del proyecto, ha fotografiado a estos felinos por casi dos décadas. Asegura que la mejor forma de verlos en su máximo esplendor, es desde las Torres del Paine. Eso, atrae a quienes quieren ser testigos de su belleza.

No solo eso. Los planes para fortalecer los elementos disuasivos, son mayormente amigables para el ecosistema de Magallanes.

“Las medidas no letales están llevando a los individuos locales a regresar a fuentes naturales de alimento, como guanacos, ñandúes y liebres, lo que es mejor para el ecosistema”, asegura.

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Preocupa a los impulsores de la iniciativa, que algunos ganaderos se muestren reacios a dejar de lado las prácticas ancestrales para proteger a los rebaños.

45 de estos, aseguraron que los ataques de los pumas significaron un 19% de pérdida económica anual. No obstante, investigaciones posteriores registraron una cifra inferior a la expresada: el 0.5%.

“Existe un desajuste entre la percepción y la realidad, y queremos objetivar lo que realmente sucede”, dijo Vergara.

La idea es medir los resultados en por lo menos 5.000 hectáreas. Una carta de presentación para extender el proyecto en las zonas con presencia de pumas y de humanos.

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Foxlights LED: las antorchas artificiales que ahuyentan pumas

El australiano Ian Whalan es un agricultor que tiene entre sus méritos ser el inventor de unas luces LED, que son parte de los elementos disuasivos contra los pumas.

En territorio australiano, Whalan, las utilizó para alejar a los zorros, de sus animales de granja. Su invento surtió efecto, tanto así, que ahora brilla-literal-con todo su esplendor en la Patagonia chilena.

No obstante, la región, la pionera en usar esta fuente de luz disuasiva, fue la del norte chileno. De la mano de Omar Ohrens, miembro de la ONG neoyorquina, Phantera, los pastores indígenas aymaras comprobaron su eficacia, para proteger a sus llamas y alpacas.

Pero ¿cómo funcionan las Foxlights? Tras cargarse con paneles solares, estas luces emulan el movimiento de antorchas humanas, ahuyentando a los pumas que acechan a las 20 mil ovejas en el Cerro Guido, en al menos 100 hectáreas de terreno.

La esperanza, es que este elemento disuasivo, al igual que el otro de 4 patas llamado Maremmas, se replique de forma total en favor del ecosistema y sus especies en juego.

La consigna es clara. “Hablar del éxito con disuasivos a los ganaderos que siempre han matado pumas no es suficiente”, dijo Nicolás Lagos a The Guardian. “Con resultados sólidos, esperamos comenzar a cambiar actitudes”.

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