La mayoría de los niños pequeños están conscientes de la muerte, incluso si no la entienden. Sin embargo, experimentar el dolor de una pérdida cercana es un proceso diferente y a menudo confuso para los niños.
Después de perder un ser querido, un niño puede pasar de llorar un minuto a jugar el siguiente. Sus cambiantes estados de ánimo no significan que no esté triste o que haya terminado su período de duelo.
Según el sitio del Child Mind Institute, los niños afrontan el duelo de manera diferente que los adultos, y jugar puede ser un mecanismo de defensa para evitar que un niño se sienta abrumado. También es normal sentirse deprimido, culpable, ansioso o enojado con la persona que murió o con alguien completamente distinto.
La doctora en psicología clínica y de la salud, Silvia Álava, explicó a Infosalus que “hay una creencia generalizada de que al protegerles de la muerte les ahorramos sufrimiento, pero verán tristeza, llantos y malos ratos alrededor, por lo que hay que explicarles lo ocurrido para no generarles incertidumbre, algo que no van a saber gestionar”.
La especialista además, puntualizó en la importancia de hacer que los niños se sientan escuchados, por lo que mirarlos a los ojos hace una gran diferencia a la hora de comunicar este tipo de noticias.
“Es importante saber qué cosas pueden facilitar a los niños la comprensión de la muerte según su edad y qué aspectos son convenientes evitar, ya que pueden complicar le proceso. Generalmente, los niños son muy buenos recogiendo y captando información, sin embargo, por su propio desarrollo cognitivo, evolutivo y madurativo, no siempre lo entienden bien”, dice la doctora en psicología.
Ante una pérdida, lo más probable es que surjan muchas preguntas en los niños, por lo que responderles con sinceridad será clave para transmitirles seguridad. “Además, debemos animarlos a expresar sus sentimientos para que sientan nuestro apoyo y gestionarlo de la mejor manera posible. Siempre será una situación difícil, pero en estos momentos en los que no nos podemos despedir, en los que no habrá velatorios y los funerales tienen que aplazarse, es todavía más complicado”, agregó la especialista.
Como la reacción de los niños no es igual en todos los casos, puede ocurrir que ni siquiera comprendan a cabalidad lo que significa la muerte en sí, por lo que es importante realizar estas cosas:
1. Incentivarlos a expresar sus sentimientos: Como muchos niños no pueden expresar sus emociones a través de las palabras, otros medios útiles incluyen dibujar, elaborar un álbum de recortes, mirar álbumes de fotos o contar historias.
2. Conversación apropiada al desarrollo del menor: No ofrezca demasiada información, ya que puede ser abrumador. En vez de eso, intente responder a sus preguntas, ya que muchos infantes no son conscientes de que la muerte es algo permanente.
3. Ser directo: Cuando se habla de la muerte con los niños, es mejor no usar eufemismos. Los niños son extremadamente literales, y escuchar que un ser querido “se fue a dormir” puede ser aterrador. Además de hacer que su hijo tenga miedo a la hora de acostarse, los eufemismos interfieren con su oportunidad de desarrollar habilidades saludables de afrontamiento que necesitará en el futuro.
El sitio Child Mind Institute, también recomienda consulta con un especialista si luego de la noticia del fallecimiento de un cercano, el niño presenta comportamientos diferentes por un tiempo prolongado, ya que puede ser que no se esté recuperando de manera correcta.