El virus de Marburgo (EVM), el cual solía conocerse por “fiebre hemorrágica”, despertó preocupación por parte de los expertos y la Organización Mundial de la Salud (OMS), tras reportarse el primer caso de contagio y muerte en una paciente de Guinea, África.

Este patógeno fue detectado por primera vez en 1967 luego de varios infectados en diferentes zonas de Europa. Su similitud con el virus Ébola, debido a que pertenecen a la misma familia Filoviridae (filovirus), ambos son extraños pero pueden ocasionar graves brotes con altos niveles de letalidad. Incluso, el virus Marburgo puede llegar a un 88% de fatalidad.

La preocupación de especialistas radica en que este “nuevo” virus, cuyos portadores serían los murciélagos de la fruta, no tiene vacuna ni tratamiento de eficacia comprobada, pero sí terapias específicas para disminuir los síntomas y tratar la deshidratación de los pacientes, los que ayudarían a mejorar la enfermedad, según explica el sitio de la OMS.

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Ante el primer caso actualmente registrado, la Organización Mundial de la Salud ha emitido un comunicado explicando el hecho, diciendo que “las muestras tomadas de un paciente ahora fallecido y analizadas en un laboratorio de campo en Gueckedou, así como en el laboratorio nacional de fiebre hemorrágica de Guinea, dieron positivo para el virus de Marburgo. Un análisis adicional realizado por el Instituto Pasteur en Senegal confirmó el resultado”.

“El potencial de que el virus de Marburgo se propague por todas partes significa que debemos detenerlo en seco. Las tasas de letalidad han variado del 24% al 88% en brotes anteriores, dependiendo de la cepa del virus y el manejo de los casos”, dijo Matshidiso Moeti, director general de la OMS en África, según recoge CNN en Español.

Transmisión y síntomas

Este virus se presenta en humanos tras la exposición en lugares donde habitan estos murciélagos, ya sean cuevas o minas y se transmite de persona a persona por el contacto directo “con sangre, secreciones, órganos u otros líquidos corporales de personas infectadas, así como con superficies y materiales (como ropa personal y de cama) contaminados con dichos fluidos”, explica la OMS.

Existen registros también de personal médico contagiado por no tener el equipo adecuado para tratar pacientes con este virus, considerado “infección por contacto estrecho”. Incluso, una persona que haya tenido este virus puede transmitirlo vía sexual, hasta siete semanas de considerarse “recuperado” clínicamente.

En cuanto a los síntomas, este patógeno tiene un tiempo de incubación entre 2 y 21 días para que la sintomatología se haga presente. Los más frecuentes son fiebre elevada, cefalea intensa malestar general del cuerpo.

También se suma una diarrea acuosa intensa, dolor y cólicos abdominales, náuseas y vómitos. “En esta fase los pacientes tienen un aspecto que se ha descrito como “de fantasmas”, con hundimiento de los ojos, rostro inexpresivo y aletargamiento extremo”, detalla la OMS.

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En la mayoría de los pacientes puede presentarse una hemorragia aguda y “los casos mortales suelen presentar alguna forma de hemorragia, a menudo en múltiples órganos. La presencia de sangre fresca en los vómitos y las heces suele acompañarse de sangrado por la nariz, encías y vagina”.

Si bien no existen una cura definitiva y el tratamiento es sólo paliativo, se están evaluando diversas formas de hemoterapia, inmunoterapia y farmacoterapia, y la OMS actualmente busca otras personas que hayan tenido contacto con el paciente fallecido y así evitar un eventual brote de Marburgo.