Al parecer hay razones estructurales de nuestro sistema de salud que impiden reducir las listas y tiempos de espera para más de dos millones de personas.

En el 2021 hubo 20.600 fallecimientos por no recibir atención, de acuerdo a datos de la Subsecretaría de Redes Asistenciales del Ministerio de Salud.

El quinto Informe de Políticas Públicas en Salud 2022 del Instituto de Salud Pública de la Universidad Nacional Andrés Bello (UNAB) plantea que si bien el 77% de la población de Chile es beneficiaria de FONASA las prestaciones en el sector privado han ido aumentando en los últimos años hasta llegar a un 50,6% del total.

Uno de los motivos de este paso a la salud privada, se atribuye a que mientras en el sector público el crecimiento de las listas y tiempos de espera se debe a las mismas prestaciones que en la Modalidad Libre Elección (MLE) subieron. El documento de la UNAB indica que en el período 2017-2020 las atenciones médicas aumentaron de un 26,9% a un 34,1%, los exámenes diagnósticos de un 16,9% a un 19,4%, los procedimientos de apoyo clínico y terapéutico de un 34,9% a un 54,8% y las cirugías de un 12% a un 20,7%.

Estamos frente a un antiguo problema que se agravó por la pandemia y el envejecimiento de la población, pero tanto el sector público como el privado buscan soluciones.

El presupuesto fiscal 2023 destina $156 mil millones para resolver las listas de espera y en el sector privado, hay iniciativas en torno a innovaciones en los modelos de gestión de atención que usan aplicaciones tecnológicas como es el caso de la telemedicina. Esta tiene potencial para reducirlas de manera eficiente y, sobre todo, entregar una atención oportuna y digna.

La telemedicina presenta varias ventajas como su capacidad para realizar consultas, diagnósticos y tratamientos remotos. En Chile ya es posible atender a más de 200 mil pacientes mensuales, gracias a aplicaciones de tecnología para la atención del paciente como, por ejemplo, inteligencia artificial (IA) y Big Data que pueden procesar gran volumen de información y entregar un diagnóstico rápido, favoreciendo la prevención.

Las condiciones para innovar y reducir las listas de esperas existen. ¿Falta la voluntad colaborativa pública-privada para terminar con estas “razones estructurales” que tienen en compás de espera a más de dos millones de personas?

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