¿Hay que esperar todo un año para volver a mencionar una enfermedad que cobra miles de vida tanto en Chile como en el mundo?

El 27 de julio se conmemoró el Día Mundial del Cáncer de Cabeza y Cuello, que cobra la vida de 400 a 500 personas al año en Chile y en el mundo se diagnostican más de 550.000 nuevos casos en el mismo período.

Esta enfermedad afecta a la tiroides, garganta, boca, amígdalas y piel de la cara, cabeza y cuello, entre otros órganos.

En Chile los cánceres de cabeza y cuello corresponden al 2% de todos los cánceres, siendo los más frecuentes orofaringe y laringe. En EE.UU. representan un 4% y los más frecuentes son de orofaringe, faringe y laringe, los de seno paranasal, cavidad nasal y el cáncer de glándulas salivales son menos frecuentes.

La literatura especializada indica que entre los factores que lo gatilla se encuentran el tabaco, el alcohol, la presencia del virus papiloma humano (VPH), y la exposición al polvo de madera y radiación.

Además, afecta más a los hombres que a las mujeres (3 a 2) y su incidencia aumenta después de los 45 años (2 por 100.000 habitantes). De acuerdo, al Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS) el 2019 la mortalidad en hombres era de 1,5 y de mujeres 0,5 por cada 100.000 habitantes.

Si se descubre en fases tempranas, la sobrevida es mayor al 80%, de acuerdo al Instituto Nacional del Cáncer. Lamentablemente, la mitad de los casos se conocen cuando ya es demasiado tarde.

La telemedicina juega un rol importante, ya que puede ser un buen medio para facilitar y enseñar a las personas a autoinspeccionarse. Hay acciones como tocarse el cuello buscando masas o tumores frente a un espejo; revisar los labios y cara interna de las mejillas; verificar el estado de las encías; usar una linterna para inspeccionar la lengua, paladar, amígdalas y garganta, y examinar la piel de cara, cuello, y cuero cabelludo que ayudan a detectar precozmente el cáncer de cabeza y cuello.

Creemos que el principal desafío para llegar a tiempo es a través de políticas de salud pública más proactivas, que con el apoyo del sector privado, redoblen sus planes de medicina de prevención a través de más información y atención más oportuna, aprovechando las facilidades que entrega la tecnología, que comprobó su eficacia durante la pandemia.

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