El presidente Milei utilizó el Foro Económico Mundial de Davos para atacar las luchas progresistas y humanitarias, promotoras de la justicia social, la diversidad sexual y contra el racismo. Con su violencia verbal acostumbrada, sostuvo que el wokismo es un cáncer y debe ser extirpado.

Milei cuestionó con enojo el feminismo. Al que acusa de una injustificada búsqueda de privilegios en favor de las mujeres, lo que sería, en su opinión, una discriminación en contra de los hombres, porque la igualdad de sexos hoy día estaría vigente.

Trump y Milei, una alianza peligrosa

Trump se ha convertido en el referente ideológico de Javier Milei y este en su representante en América Latina. Ambos buscan consolidar un frente global reaccionario, no solo en lo económico, sino también en lo cultural. Este proyecto cuenta con el respaldo de grandes empresas tecnológicas y de millonarios estadounidenses, liderados por Elon Musk. Se trata, como siempre, de la alianza entre el poder empresarial y la extrema derecha, aunque ahora con el añadido peligroso de las modernas tecnologías de la información.

Las primeras órdenes ejecutivas de Trump confirman sus discursos de campaña. Ha terminado con las protecciones legales a la diversidad de género y raza en EEUU, derechos conquistados luego de históricas y dolorosas luchas. Ahora, los derechos de la comunidad LGTBIQ+ dejarán de existir porque la única identificación legal es hombre o mujer, según el sexo asignado al nacimiento, y sin opción de cambio para personas no binarias.

Al mismo tiempo, ha suspendido las garantías de diversidad y representatividad racial, junto con la derogación de las disposiciones sobre inclusión de la comunidad negra, hispana, nativa-americana y asiática-americana. Trump fue expresivo al señalar: “Forjaremos una sociedad daltónica a la raza y basada en el mérito”.

Paradójicamente, todas estas medidas se conocieron el Día de Martin Luther King, que conmemora al líder asesinado por su defensa de los derechos civiles de la población negra.

Milei, en Davos, reprodujo y radicalizó la postura reaccionaria de Trump. No solo cuestionó los derechos de la diversidad sexual y racial, sino que aprovechó la oportunidad de ir más allá y señaló: “feminismo, diversidad, inclusión, equidad, inmigración, aborto, ecologismo e ideología de género, son cabezas de una misma criatura, cuyo fin es justificar el avance del Estado mediante la apropiación y distorsión de causas nobles.”. Aprovechó así de atacar al Estado, su gran enemigo.

También Milei, en Davos, golpeó el ecologismo: “El wokismo se la arregló para pervertir esa idea elemental de preservar el medio ambiente para el disfrute de los seres humanos, pasamos un ambientalismo fanático donde los seres humanos somos un cáncer que debe ser eliminado, y el desarrollo económico poco menos que un crimen contra la naturaleza”.

Se avecinan tiempos difíciles

En suma, para Milei la ideología woke, o sea, los avances progresistas, son: “la gran epidemia que debe ser curada, es el cáncer que hay que extirpar. Colonizó las instituciones más importantes del mundo”. Y, se complace, con haber encontrado en su lucha (o sea, la de Trump) al “maravilloso Musk y a la feroz dama italiana, mi querida amiga Giorgia Meloni, la primera ministra italiana.

Se avecinan tiempos difíciles, particularmente para las personas de la diversidad sexual, racial, y, por cierto, con los migrantes. Seguramente, los crímenes de odio van a aumentar y los actos de discriminación difícilmente serán reportados.

El negacionismo de Trump sobre el deterioro del medioambiente afectará los derechos de las personas y no solo en EE.UU. sino en el mundo entero. EE. UU. es el segundo mayor contaminante de gases de efecto invernadero del planeta y, por tanto, su decisión de aumentar sustancialmente la producción de hidrocarburos, junto al retiro del Acuerdo de París, son pésimas noticias para mitigar el efecto del cambio climático.

Trump y Milei ponen en peligro derechos humanos fundamentales. Rechazan las conquistas que a lo largo de siglos han obtenido las organizaciones civiles, y que ahora forman parte de acuerdos internacionales, consagrados en Naciones Unidas. Su vulneración atenta contra la humanidad.