Las elecciones presidenciales se acercan y los sectores políticos deben tomar decisiones. Para ello necesitan claridad estratégica e información suficiente. Lo segundo se resume aquí, pero lo primero no se compra en la esquina y parece estar ausente. De momento vamos a los datos.

La encuesta de La Cosa Nostra (LCN), que tengo el orgullo de dirigir desde su fundación hace cuatro años, ha seguido un camino diferente al de los estudios tradicionales de opinión pública.

Mientras muchas encuestas se limitan a capturar la foto del momento, nuestro enfoque ha sido construir una herramienta de mayor alcance, de manera que permita interpretar dinámicas históricas (desde el presente, por cierto), proyectar escenarios futuros y articular tesis de coyuntura. En lugar de ser una simple radiografía, nuestra encuesta busca ser un mapa dinámico del panorama político chileno.

Una encuesta es como un hemograma y nada más que un hemograma. La mayor parte de las empresas e instituciones creen, al comprar, que han obtenido un escáner. Pero la verdad es que solo es un hemograma, esto es, la primera recogida de datos básicos que abre la puerta a los análisis posteriores.

Normalmente las empresas encuestadoras, algunas de ellas sin herramientas teóricas, repiten los datos sin considerar otras fuentes de análisis. Su fórmula más sofisticada suele ser la mera suma de la encuesta con la lectura del periódico. Los datos, así preparados, con preguntas diseñadas para no equivocarse demasiado (pero sin riesgo alguno y por tanto sin apuntarle mucho), se tornan irrelevantes.

Hace un año y medio nuestra encuesta vio que ya era sólida la candidatura de Matthei de manera estructural. Lo escribí primero en una columna del 11 de marzo de 2024 y luego lo profundicé en agosto de 2024. Es decir, hace ya un año que se puede decir que la candidatura de Matthei es sólida.

La conclusión provino de los datos y su análisis, mi opinión personal hasta ese instante era que Matthei era una candidatura sin fortaleza estructural. Pero los datos y el tiempo han mostrado lo contrario y no es mi trabajo criticar los datos que estoy viendo, sino hacer informes que permitan interpretarlos sin maña.

Evelyn Matthei: la reina en el tablero político presidenciable

Presidenciales Chile 2025: ¿una elección definida?

Más adelante explicaré qué dimensiones permiten comprender el carácter estructural de la fortaleza de Matthei. Pero es importante dar cuenta de las razones por las cuales nuestra metodología permite arribar a conclusiones de mayor profundidad.

Simulación de escenarios: Carolina Tohá, Mario Marcel y Eduardo Frei

Un elemento distintivo de nuestro trabajo es la simulación de escenarios. No nos conformamos con medir una lista estática de nombres para las elecciones; sino que probamos variaciones, retiramos figuras cuando dejan de ser competitivas y analizamos el impacto de sus reapariciones.

Por ejemplo, durante meses incluimos a Carolina Tohá, pero los datos mostraron que, pese a su prominencia, no sube cuando debería (la hemos dejado compitiendo con ‘aliados’ más débiles para ver si sube significativamente y eso no ocurre) y sufre retrocesos significativos tras momentos críticos.

Lo mismo ocurrió con Mario Marcel, quien en múltiples escenarios mostró un rendimiento electoral insuficiente, sin capacidad de capitalizar escenarios propicios.

En nuestra última edición decidimos incluir a Eduardo Frei, evaluando su capacidad de generar conexiones con el electorado. Lo hicimos porque está a la vista que ha entrado tímidamente en el juego, probando suerte. De momento no marca bien, lo que demuestra una verdad cierta en la política: no existe el escenario en el que van a buscar a un candidato a su casa para que llene un vacío político. Lo que ocurre es que hay líderes que juegan su capital y arriesgan. Está claro que la tesis de aparecer fuerte con dos jugadas elegantes y mínimas, por parte de Frei, no da rendimiento. Tendrá que probar suerte en serio y poner en riesgo su capital político. Solo así se sabrá si su potencial logra desplegarse con una estrategia más activa y arriesgada.

De todos modos, siempre hay que decirlo, lo más importante de una encuesta es su cuestionario. En la forma de enunciación de las preguntas es donde se juega la objetividad y la capacidad de recoger datos. Si se toma poco riesgo, salen pocos resultados interesantes. Si se avanza demasiado en la osadía, es probable que generemos un sesgo. Lo cierto es que las encuestas más difundidas son más conservadoras y descubren la pólvora meses después que está sobre la mesa.

El reciente descubrimiento de Kaiser pasando a Kast ocurrió hace meses. Y el descubrimiento que Matthei gana en todos los escenarios de segunda vuelta, publicitado por una encuestadora en noviembre, es algo que acontece desde hace más de un año. La declaración del favoritismo de Matthei se ha hecho los últimos meses y ahora viene la moda de Kaiser. Todos esos hechos son ciertos hace rato y debe existir una revisión de los cuestionarios para no ir tan retrasados.

Hallazgos investigativos en torno a la política chilena

En el proceso de los últimos dos años, los hallazgos investigativos más interesantes son los siguientes:

    a) Hemos identificado dos ejes fundamentales que estructuran el posicionamiento político en Chile. El primero es el tradicional eje izquierda-derecha. El segundo, mucho más complejo, está vinculado a la institucionalidad. Este eje refleja no solo la percepción de la ciudadanía sobre la relevancia de las instituciones, sino también un juicio crítico sobre su capacidad de responder a las necesidades actuales. Aquí es donde se ubican ciertos liderazgos y partidos que logran, o no, articularse con este aspecto crucial.

    b) Hemos identificado un grupo de votantes que representa entre el 25% y el 30% del electorado y que hasta ahora ha sido incomprendido por los partidos políticos. La importancia de este grupo muy grande es notable: son los que hacen ganar las elecciones. Y han hecho ganar a grupos desde la derecha más radical hasta la izquierda más radical. ¿Cómo es posible? Hay quienes ven en ese vitrineo una especie de caja de votantes anómicos que votan cualquier cosa. Y se equivocan.

    Ese grupo está orientado a una búsqueda que no se ha detenido por el fracaso de cada uno de los proyectos. Este segmento, lejos de ser simplemente un reflejo de los antiguos abstencionistas, constituye un fenómeno inexplorado que hemos detectado gracias a metodologías innovadoras y análisis profundos. Este “agujero negro” del mapa electoral tiene el potencial de redefinir el panorama político, pero su comprensión sigue siendo un desafío para las fuerzas políticas tradicionales, que prefieren recurrir al análisis que cree que la derecha creció porque los que no votaban antes votan ahora. Sin ninguna prueba, se refugiaron (por izquierda y por derecha) en el dolor y la comodidad de asumir que aparecieron unos ‘fachos pobres’ cuya anomia los tenía alejados del proceso electoral.

    c) Legitimidad de la riqueza: Con nuestra encuesta hemos ratificado la importancia de una variable altamente predictiva respecto al escenario político. Se trata de la variable que mide la legitimidad de la riqueza, un valor social que afecta directamente la correlación de fuerzas entre la izquierda y la derecha. Históricamente, cuando la riqueza es vista como menos legítima, la izquierda encuentra un terreno fértil; en contraste, la derecha prospera cuando la riqueza goza de mayor legitimidad. Desde el triunfo del Rechazo en el primer proceso constituyente (septiembre de 2022), hemos observado un aumento sostenido en la legitimidad de la riqueza, alcanzando niveles que auguran un escenario favorable para la derecha en el corto y mediano plazo.

Estos aprendizajes no son solo el resultado de cuatro años de mediciones, sino de una búsqueda constante por interpretar y anticipar las dinámicas que definen la política chilena.

En la edición de enero, presentamos los últimos resultados, pero, más allá de los números, seguimos comprometidos con el desafío de construir herramientas que no solo expliquen el presente, sino que también nos permitan anticipar el futuro. Por eso, en términos metodológicos, hemos desarrollado herramientas únicas.

Una de las más relevantes es nuestra forma de evaluar presidentes desde la década de 1960. A partir de este análisis histórico, hemos construido un método de posicionamiento político que utiliza técnicas multivariadas, permitiéndonos interpretar no solo las dinámicas actuales, sino también las tendencias de largo plazo.

Este método construye el posicionamiento político a partir de objetos reales históricos (los presidentes) y nos ha permitido poner luz en fenómenos que nos resultaba muy difícil desentrañar. Además, nuestra evaluación de mandatarios es más exigente que la habitual, al incorporar una escala de calificaciones del 1 al 7, que proporciona un panorama más matizado y preciso que las clásicas opciones binarias (aprobar o rechazar al gobierno, por ejemplo). No es lo mismo decir que el gobierno tiene un 30% de aprobación que decir que el gobierno tiene un 3,1 de nota. Y no es menor saber cómo ha evolucionado el liderazgo de Piñera después de su muerte, luego de haber llegado a marcar un 2,9 para estar hoy en el segundo lugar después de Aylwin.

La encuesta de enero 2025

La reciente encuesta de La Cosa Nostra evidencia la persistencia consolidada hace más de un año en la que ha llegado a sus puntajes más altos la legitimidad de la riqueza. Es un contexto en el que más del 60% de la población considera que la riqueza proviene del mérito. Este porcentaje, consistente a lo largo de varios meses, viene a desafiar las tendencias históricas registradas durante veinte años de mediciones, sino que también revela un escenario social excéntrico y altamente propicio para la consolidación y crecimiento de la derecha.

De todos modos, nuestro análisis es que en general la derecha actual no ha sabido gestionar un escenario tan propicio y sus logros electorales son abiertamente subóptimos, probablemente porque asumen que el país se derechizó y ello no es cierto, sino que estamos en un escenario de caída de la izquierda. Pero el síndrome de ‘la lista del pueblo’ hace rato llegó a la derecha y parecen preferir perder defendiendo sus banderas que ganar con las negociaciones naturales de cualquier triunfador político.

Los ejemplos de Trump y Milei son cantos de sirenas difíciles de resistir. Como predomina la ignorancia, confunden el canto del cisne con un grito de guerra: Trump vende altisonancia mientras asume una posición mermada de Estados Unidos. Básicamente busca aprovechar lo que le queda de poder para obtener términos de intercambio favorables. No quiere invertir, sino cobrar. Es una bicicleta financiera con forma geopolítica.

Y Milei goza de las ventajas de números que mejoran en la economía, por lo que su primera etapa será exitosa. Pero Argentina no tiene un plan de desarrollo, un lugar claro en el mundo. Los países más disruptivos no son los más pobres, sino aquellos de capas medias donde se cuestiona la forma de la repartición de los bienes y los males. De momento Milei se relaciona con la economía. La pregunta es qué pasará cuando lo haga con la sociedad. Cierro el paréntesis.

Primarias en la derecha y el liderazgo de Matthei

Los datos de la encuesta LCN de enero 2025, muestran que la primaria de la derecha concentra el interés mayoritario de los votantes, con un 55% optando por participar en ella frente a otras alternativas políticas. Este dato subraya la fortaleza estructural de este sector y las posibilidades de articulación en torno a liderazgos consolidados.

Dentro de esta primaria, destaca la figura de Johannes Kaiser, quien ha emergido como un contendiente competitivo al punto de acercarse considerablemente a Evelyn Matthei. Aunque Matthei mantiene un claro liderazgo, la presencia de Kaiser refleja el espacio que aún tienen las figuras de corte más radical en el imaginario electoral de ciertos sectores.

El panorama que enfrenta Kaiser en caso de avanzar más allá de la primaria es, sin embargo, menos favorable. Si bien su perfil lo posiciona como un heredero directo del electorado de José Antonio Kast, su desempeño en una eventual segunda vuelta es limitado (aunque mejor que Kast). Según los datos, pierde o empata en los escenarios proyectados. Esto confirma que Kaiser no es un candidato con posibilidades reales de ganar la presidencia, sino más bien un reflejo de la decadencia del proyecto político de Kast y su base electoral residual.

Matthei en segunda vuelta obtiene triunfos claros desde hace meses (entre 54% y 59%, según la candidatura en contra).

La situación electoral de Evelyn Matthei muestra una proyección electoral diferente a la de otras candidaturas. Para el plebiscito del segundo proceso constituyente era la única candidatura que tenía una mixtura en sus apoyos, un 30% rechazaba el proyecto constitucional y un 70% lo aprobaba entre sus adeptos. Es decir, tenía apoyos en zonas de personas que estaban votando distinto a la derecha. Ese fenómeno permitió observar algo simple: a pesar de la derrota de la derecha en esa votación, no hubo merma posterior. Y la razón fue Matthei.

Ese dato se ratifica ahora, ya más de un año después: su ventaja esencial se observa en el siguiente gráfico, que muestra que es la única candidatura que tiene votantes en la zona que podríamos entender como ‘territorio enemigo’.

Como se aprecia en la nube de puntos, Matthei tiene diversos bolsones de votos entre los dos grupos de votantes (derecha e izquierda) y además tiene votos en el primer cuarto del espacio que ocupa la izquierda (en el gráfico aparece a la derecha, lo siento, pero es la falta de sentido común de las máquinas).

Evelyn Matthei

Y si probamos quitando la candidatura más fuerte de la izquierda (Bachelet) el escenario es de mayor penetración de Matthei en el sector opuesto.

escenario presidencial

Elecciones presidenciales: Los datos son claros

En resumen, nuestros datos indican que Bachelet y Vodanovic son los más competitivos por izquierda, pero ambos con bajas o casi nulas probabilidades de ganar en segunda vuelta.

Por la derecha, Matthei estaría ganando con tranquilidad en segunda vuelta, pero podría complicarse en primarias por el factor de nicho de ese tipo de elección.

Kaiser es muy competitivo en la derecha y hace rato ya superó a Kast, que no parece tener juego. Pero Kaiser no ganaría en segunda vuelta a menos que enfrentara a candidatos más a la izquierda, momento en el cual se le abren opciones.

Más allá del resultado, pero mirando la estructura del fenómeno, resulta que Matthei ha conquistado una orilla de playa en territorio rival y es un capital que nadie tiene.

Kaiser ha ido logrando penetrar en zonas intersticiales entre Kast y Matthei con mucho éxito y es posible que la derecha quiera entrar a defender sus posiciones más radicales. En ese caso haría una campaña para un país relativamente inexistente y generaría la ironía total: que la izquierda haya hecho todo para perder y que la derecha también se empeñe en seguir la misma ruta.

¿Quién ganaría en un escenario así? La ciencia penetra mal en los procesos donde predomina el inconsciente o la torpeza, por lo que lo dejamos para el psicoanálisis. De momento, los datos son claros. Pero las decisiones parecen estar en una nebulosa.