Desde este lunes y hasta el próximo viernes se desarrolla la Asamblea Plenaria de Obispos en Punta de Tralca, donde la problemática de Osorno respecto a la presencia de Juan Barros Madrid sería nuevamente analizada, luego que el movimiento de Laicos presentara nuevamente un oficio que busca revertir la designación.
En el documento rotulado como “Nullus Invitis Detur Episcopus” (“Sin el consentimiento se da el Obispo”) no solamente se reitera los dilemas y divisiones que se han generado en el pueblo católico tras la llegada del Obispo Barros, sino que también incorpora cita del ex Papa Celestino quien pedía que “nadie sea dado como Obispo a quienes no lo quieren”, en clara alusión al rechazo que ha generado el actual prelado.
En conversación con Radio Bío Bío, Felipe Navarrete uno de los voceros de la Organización de Laicos (OLA) explicó que entregaron la carta ante la Conferencia Episcopal de Chile para solicitar que se revise el estado actual de la Iglesia Católica en Osorno y para que tomen una decisión al respecto, luego que en las tres asambleas anteriores se ha revisado pero sin resultados favorables para la comunidad movilizada.
De esa forma -se supone- el plenario “interrogará” a Juan Barros Madrid, conminándolo a dar explicaciones sobre tales protestas y división en la diócesis de Osorno.
Ahora, añadió Navarrete, hay que entender que la Iglesia no hará público el escarmiento, sino que todo lo que se diga quedará ahí en la asamblea de Punta de Tralca, a no ser que se tome posteriormente una determinación como el cambio de Obispo.
En la misma instancia también se espera la elección del presidente de la Conferencia Episcopal, que podría marcar una pauta para la agenda que viene.
La organización de Laicos, necesitan dialogar frente a la permanencia del actual Obispo en la diócesis local, lamentablemente -dijo- no ven el mismo interés por parte del prelado local.
A modo de extracto, la misiva dicta que “es impresentable e imprudente la imposición de un Obispo por parte de la jerarquía de la Iglesia que fue incapaz de escuchar, acoger y responder a la comunidad de Osorno que le hizo ver, anticipadamente, su dolor y que se vio herida en su dignidad cuando la Iglesia está llamada a ser experta en humanidad”.
