Los comuneros mapuche que están en prisión en Angol y Temuco se niegan a ingerir alimentos y líquidos hasta que se cumplan sus demandas.

Los 17 presos mapuche que llevan más de 100 días en huelga de hambre decidieron radicalizar la medida de presión y pasaron a una huelga de hambre seca. Con este drástico régimen reclaman el restablecimiento del módulo de comuneros que tenían en la cárcel de Angol y el traslado de los seis que están en la cárcel de Temuco.

Así lo confirmó el lonko Víctor Queipul, quien ha visitado a los familiares de los huelguistas y ha conversado con la machi Isabel Puel, su autoridad espiritual.

Queipul acusó que Gendarmería y el Gobierno “no han respondido al petitorio que tienen en la mesa con ellos”, pese a que se comprometieron a resolver el tema a corto plazo.

Según el líder mapuche, “los derechos que reclaman los presos no son beneficios ni privilegios, sino que se basan en el convenio 169 de la OIT”, que reconoce la diversidad cultural y los derechos colectivos de los pueblos indígenas.

Los presos mapuches iniciaron su huelga de hambre el pasado mes de mayo, después de que se produjeran incidentes en la cárcel de Angol, donde se encontraban recluidos en un módulo especial que les permitía recibir visitas tres días a la semana. Tras los hechos, Gendarmería disolvió el módulo y trasladó a seis de los comuneros a la cárcel de Temuco, donde las condiciones son más restrictivas.

Los huelguistas exigen que se les devuelva el módulo especial y que se les reúna en la misma cárcel, para poder mantener su cohesión como pueblo y su vínculo con la machi Isabel, quien les brinda apoyo espiritual y sanitario. Los familiares y las organizaciones mapuche expresaron su preocupación por la salud de los presos, que se deteriora cada día más, e hicieron un llamado urgente al Gobierno para que atienda sus demandas.