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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

Marcelo Pefferle desapareció en el mar de El Tabo al intentar salvar a una mujer que se ahogaba. A pesar de sus problemas de salud, Marcelo siempre ayudaba a los demás y era muy cercano a su familia. Su desaparición ha dejado a su hermana, Solange, y su familia devastados. Las autoridades marítimas han sido criticadas por la falta de apoyo en la búsqueda de Marcelo.

Solange Pefferle se quiebra cuando habla de su hermano, Marcelo, y no es para menos. El 23 de marzo de este año, Marcelo se internó al mar para salvar a una mujer que se estaba ahogado en la playa Chépica de El Tabo, en la región de Valparaíso. Un video muestra el momento exacto en que esto ocurrió.

Con su último aliento alcanzó a acercar a la mujer a la orilla, sin embargo, una ola se lo llevó devuelta al mar y nunca más lo soltó.

Poco más de dos meses han pasado y Solange reconoce que ya perdieron toda esperanza de encontrarlo con vida, sin embargo, dentro del dolor que vive aún la familia, se dio el tiempo para conversar con BioBioChile y contarnos un poco más de él y cómo fueron los últimos momentos de Marcelo.

Él llevaba siete meses con licencia por una hernia umbilical, además, tenía otros problemas de salud, uno de ellos en la vesícula, los otros no los recuerda con claridad, dice Solange.

Durante los veranos, Marcelo y su madre, una adulta mayor, se trasladaban de la región Metropolitana a El Tabo, ya que la playa era uno de sus lugares favoritos. Además, durante este periodo ayudaba a Solange en su tienda de ropa americana.

“Él se preocupaba mucho de la gente, siempre estaba ayudando, salvando gente”, indicó Solange. Pese a los problemas de salud, “salía a trotar cuando se sentía un poco mejor”, recalcó su hermana.

En palabras de ella, durante el último tiempo su hermano estaba dedicado a Dios. Consultada sobre si Marcelo tenía hijos, dijo que sí, tres, dos hombres que trabajan fuera y una hija.

También reconoció que Marcelo no tenían mucho contacto con ellos y señaló que cuando joven, efectivamente era “loco, carretero, no era mucho aporte que digamos para la familia”. Sin embargo, frente a la tragedia, sí se pudieron mantener informados, sobre todo con su hija.

El día 23, el día en que Marcelo desapareció

El día sábado 22 de marzo terminó la licencia de Marcelo. Definitivamente, no tenía ganas de volver a Santiago, y es que, ¿quién querría estando al lado de la playa?.

El domingo 23 le dijo a Solange “hermana, voy a ir a disfrutar” a la playa. No fue solo, fue con el hijo menor de Solange, Agustín, quien tiene TEA. La mujer reconoce que ambos tenían una relación particular y enfatiza en que Marcelo, de alguna manera, sabía entrar en el mundo de su hijo.

“Era como el papá de mi hijo chico”, enfatizó Solange.

Antes de salir hicieron algo rico para almorzar, en la mañana le había dado un beso a ella y a su madre. Solange piensa que él sentía que algo podría pasar, porque incluso su ropa estaba ordenada.

Se fueron entre las 15:00 y 15:30, pero Solange les pidió que estuvieran de vuelta a las 17:00, ya que al día siguiente comenzaban las clases y claramente había muchas cosas que preparar. No llegaron a las 17:00.

“A las 5 y media de la tarde recibo un llamado telefónico y me dicen que mi hermano se había metido al mar a rescatar a una mujer que se estaba ahogando y que él estaba flotando, pero que mi hijo estaba solo”, relató. Su hijo dijo a las personas que estaban en la playa cómo se llamaba y el número de teléfono de Solange, datos esenciales que todo niño debería saber.

Le avisó a su madre e hija de 17 años. Se vistió rápido y en 12 minutos ya había bajado. Vio una gran cantidad de gente y a su hijo envuelto en una manta térmica. Corría un viento fuerte y la temperatura ya estaba bajando.

Su hija de 17 años corría de un lado para otro, una mujer lloraba mientras un hombre la sostenía y las cosas de su hermano estaban ahí. Marcelo llevaba 45 minutos en el agua. Ya había sido perdido de vista.

Desapareció rescatando a una mujer

Las personas que estaban en el lugar relataron a Solange lo que pasó con Marcelo. Él estaba con su sobrino disfrutando de la playa, de hecho, a las 16:30 enviaron una fotografía donde ambos están sonrientes.

Marcelo, el hombre que el mar nunca devolvió en el Tabo y una familia sin esperanzas de encontrarlo
Cedida a BBCL

Entre eso, una mujer se metió al mar y se comenzó a ahogar. Ese día había bandera roja.

Marcelo vio que no había un salvavidas, por lo que tomó la decisión de internarse en el agua. “Él sabía que podía salvar a la mujer, pero yo creo que nunca pensó en que iba a perder la vida”, indicó Solange.

En el quiosco donde se supone que debía estar el salvavidas, no había nadie, tema que la mantiene molesta a ella y su familia. Aseguran que hubo falta de fiscalización por parte de la autoridad marítima. Después se enteró de que no había nadie porque quien tiene la concesión, no tenía para pagarle ese día.

De las cuatro personas que se internaron al mar a rescatarla, sólo tres volvieron. Marcelo no fue uno de ellos.

BioBioChile accedió a un video donde se ve el momento exacto en que la mujer es rescatada. Tal como aparece en el registro, intentaba salir pero las olas se lo impedían.

Un par de personas ingresaron al mar, entre ellos Marcelo, quien aparece con un traje de neopreno negro. Fue el único que alcanzó a llegar hasta la mujer y ayudó a empujarla a la orilla.

Entre eso, ahora era Marcelo quien no podía avanzar. Una ola lo tapa y finalmente desaparece en el mar.

Familia busca declararlo muerto, pero también, que no vuelva a pasar algo así

Lo que pasó después ha sido una espiral de frustraciones para Solange y su familia. Desde lo que acusan es falta de apoyo, poca fiscalización e incluso un actuar negligente de autoridades.

Por ejemplo, solicitó drones y apoyo a diversas autoridades, sin embargo, esta no habría sido permanente, por lo que recurrió a agrupaciones de voluntarios que estuvieron todo el tiempo con ella.

Así también, fue la propia familia que tuvo que sacar dinero de su bolsillo para costear colaciones y combustible para los equipos de voluntarios que trabajaron en la búsqueda.

Caminar todos los días a la playa se convertía en una tortura para la familia. Desesperadamente, buscaban ayuda por todos lados, necesitaban por último dar con el cuerpo de Marcelo.

“Ha sido duro. En la mañana cuando te levantas y no sabes para dónde ir. En la noche la oscuridad y el silencio a uno la mata. Y mi mamá está con remedio y yo estoy con remedios, tengo que llorar cuando mis hijos no me ven (…) mi hijo chico en la noche las veces que llueve llora, entonces me dice que lo extraña”, relata Solange.

Señalar que lo dice emocionada sería redundante, pero durante la entrevista se siente el dolor y la pena que viven en este momento.

Su propio hijo menor muchas veces le da apoyo, ya que recuerda a su tío como un héroe.

Respuesta de la autoridad marítima

BioBioChile consultó a la autoridad marítima sobre las acusaciones de la familia por la falta de apoyo.

En su respuesta indicaron que desde el 23 al 30 de marzo se realizaron labores de búsqueda diaria. “No obstante, el operativo formal debió darse por finalizado debido al aviso de marejadas emitido para los días 29 de marzo al 1 de abril, lo que impedía el ingreso seguro al mar”, añaden en su respuesta, sin embargo, agregan que las labores continuaron por tierra en el borde costero de El Quisco y Algarrobo.

“A solicitud de la familia de Abraham, los días 4 y 5 de abril, una vez terminado el evento de marejadas, se organizó un nuevo operativo. Participaron voluntarios de las organizaciones CUSAT y GRASS, junto a bomberos, personal municipal y efectivos de la Armada, con el objetivo de retomar la búsqueda en el mar”, recalca el documento.

Del 23 al 30 de abril, se habrían utilizado medios marítimos, aéreos y terrestres, a excepción del 27 de abril, cuando las unidades fueron destinadas al puerto de San Antonio por la manifestación de pescadores artesanales.

“Si bien el operativo oficial concluyó el 30 de abril, la Capitanía de Puerto de Algarrobo continuó realizando patrullajes de búsqueda de manera aleatoria en los días siguientes. Asimismo, se solicitó la colaboración de los clubes de yates y sindicatos de pescadores en la búsqueda durante sus navegaciones. Del mismo modo, se pidió a los municipios cercanos reforzar la vigilancia del borde costero”, indica la Capitanía de Puerto.

La opinión de la familia Pefferle es muy distinta, incluso en lo conversado recalcan que no fue así y que el apoyo fue principalmente de voluntarios y no de las autoridades competentes.

Acciones a seguir de la familia de Marcelo

Solange enfatiza en que buscan visibilizar que “está mal hecho el sistema”, ya que si ese día hubiese estado un salvavidas, su hermano estaría aún con vida.

Incluso, tras una solicitud de fiscalización por parte de la familia, la autoridad marítima confirmó la ausencia de un salvavidas y sancionó a la persona a cargo de la concesión de la torre correspondiente.

Mauricio Bustamante, abogado que trabaja con la familia Pefferle, también conversó con el área de Denuncias de BioBioChile, y señaló qué buscan en término legales.

Marcelo, el hombre que el mar nunca devolvió en el Tabo y una familia sin esperanzas de encontrarlo
Cedida a BBCL

“En principio queremos que se reconozca la muerte presunta, porque hay créditos, deudas y asuntos que están recayendo en la familia, y ellos necesitan para estos efectos de esta resolución, y bueno, es un paso a paso, sin esta primera etapa, todo se complica, así que en esta fase inicial eso es lo que se busca”, indicó Mauricio.

Para conseguir este trámite, tienen que pasar cinco años sin que se tengan noticias de la persona, tiempo excesivo que acusa la familia frente a los trámites ue deben realizar. Ahora, tal como dice el abogado, considerando las circunstacias en las que murió Marcelo, esperan que a nivel judicial se pueda adelantar el proceso y bajar de cinco años a seis meses. Algo que tiene que ser declarado por un juez.

Lo cierto es que la familia ya no tiene mucha esperanza, ni menos confianza en las autoridades, ya sea si participaron activamente en la búsqueda o no. Ahora enfocan sus esfuerzos a visibilizar este caso y que no vuelva a ocurrir algo como esto.

Al día de hoy, no hay un cuerpo que enterrar, mientras que sólo les queda mirar al mar, sabiendo que en algúna parte está su hermano, quien utilizó su último aliento para salvar a una mujer.