Una entrevista de RFI a uno de los miembros de la Comisión Independiente sobre los Abusos Sexuales en la Iglesia de Francia detalla las recomendaciones que han hecho a la institución católica para reparar a las víctimas y evitar que los abusos sexuales a menores vuelvan a producirse.

El informe de la Comisión Independiente sobre los Abusos Sexuales en la Iglesia (Ciase) ha sacudido este martes los cimientos de la institución católica.

Unos 216.000 menores fueron agredidos por sacerdotes y religiosos en el seno de la Iglesia desde 1950 en Francia.

El presidente de la Conferencia Episcopal francesa, monseñor Éric de Moulins-Beaufort, pidió “perdón” y expresó su “vergüenza” y su “determinación a actuar” con las víctimas.

Por su parte, el papa Francisco dijo pensar “ante todo en las víctimas, con inmenso dolor por sus heridas y con gratitud por su valentía para denunciar”.

Lo anterior, en un mensaje en el que el pontífice desea que “la Iglesia de Francia, consciente de esa terrible realidad, unida al sufrimiento del Señor por sus hijos más vulnerables, emprenda un camino de redención”.

Hasta inicios de 2000, la Iglesia católica francesa mostró una “cruel indiferencia” con las víctimas de esos abusos que tuvieron un “carácter sistémico”, explicó el presidente de la Ciase, Jean-Marc Sauvé, durante la presentación del esperado informe.

Abusos de la Iglesia Católica

El abogado y presidente de la Comisión Nacional Consultiva de DDHH, Jean-Marie Burguburu, también participó en la elaboración de este informe.

Se le preguntó qué va a aportar en particular al reconocimiento de la verdad y de las víctimas.

Jean-Marie Burguburu: La Ciase ha llevado a cabo un trabajo muy importante, de casi tres años, científico, que se ha nutrido de investigaciones, estadísticas, archivos, así como de entrevistas de numerosas víctimas, e incluso de algunos curas y clérigos que han cometido abusos.

El informe tiene en total más de 2.000 páginas, con otras 5.000 páginas de anexos.

Es de gran importancia, en particular porque no es secreto. Se podría temer que los responsables de la Iglesia católica francesa nos pidan que les entreguemos el informe y que ellos ya verán después lo que hacen.

“Esto no es así”, aseveró Burguburu.

Con esta entrega en público, a la Iglesia no le queda otra opción que actuar.

Es decir, si ahora no interviene para evitar que estos abusos vuelvan a ocurrir y para que, si ocurren, no vuelvan a ser escondidos y sometidos a una especie de ley del silencio, la Iglesia estará incurriendo en una falta aún mayor que las cometidas hasta ahora.

¿Indemnizaciones?

La Ciase ha emitido 45 recomendaciones a la Iglesia en este informe. Una de ellas versa sobre las indemnizaciones para las víctimas.

Jean-Marie Burguburu: Es esencial reconocer a las víctimas como tales, algo que se ha negado hasta ahora.

Estas personas no han sido escuchadas, y las pocas veces que han sido recibidas se les dijo que no había ocurrido nada grave, que no se preocuparan, que rezaran y que todo se arreglaría.

Pero no se hacía nada. Las cosas no funcionan así. Estas víctimas lo son ante el derecho de la República francesa y ante el derecho de la Iglesia. Reconociéndolas como tales avanzamos hacia la reparación. No es suficiente, pero es un paso importante.

Las indemnizaciones financieras quedan fuera de las competencias de la Ciase pero nuestro presidente, Jean-Marc Sauvé, ha dejado muy claro, durante la presentación del informe, que no será un monto fijo para cada víctima ni tampoco sería bueno crear baremos.

Según el derecho francés, las indemnizaciones deben ser totalmente personalizadas, según los perjuicios que cada víctima ha sufrido.

En todo caso es la Iglesia quien tiene que hacer frente a estos pedidos de indemnizaciones y no cualquier otra institución francesa.

Antecedentes penales en la Iglesia Católica

La Ciase recomienda también a la Iglesia que ponga en práctica una serie de medidas para evitar nuevos casos de abusos, como por ejemplo verificar los antecedentes penales de los clérigos que vayan a ocuparse de menores de edad.

Jean-Marie Burguburu: Sí, recomendamos que el personal religioso tenga una mejor formación y preparación al sacerdocio o a la vida eclesiástica, para que la elección del celibato se haga en toda conciencia.

No es fácil decidir consagrar su vida al servicio de los demás, de una comunidad católica, de fieles.

Por eso creo que, aunque se han hecho progresos en la formación, la selección y el acompañamiento psicológico de los futuros curas, todavía queda margen de mejora, en particular en lo que respecta a la revisión de los antecedentes penales de los aspirantes e incluso la detección de tendencias pedófilas.