El gobierno de Daniel Ortega cumplió con sus anuncios y expulsó de Managua a la Organización de Estados Americanos (OEA). Además retiró las credenciales de sus tres representantes permanentes.

En una carta leída en cadena nacional, el canciller nicaragüense, Denis Moncada, anunció que le retiró las credenciales a Orlando Tardencilla, Iván Lara y Michael Campbell, sus tres representantes de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington.

Calificó al organismo internacional de “infame” y de “diabólico”, y agregó que “a partir de esta fecha” Nicaragua deja de formar parte de todos los engañosos organismos de este engendro llámense reuniones, llámense Cumbre de la Américas”.

Su sede en Managua fue cerrada y permanece cercada por policías para “resguardo”, cosa que fue denunciada por el Secretario General, Luis Almagro quien calificó de ilegitima y “violación de las normas internacionales”.

El gobierno de Daniel Ortega, en el poder desde 2007, había anunciado a finales del año pasado el retiro Nicaragua de la OEA, que desconoció su elección para un cuarto mandato consecutivo en 2021. Desde entonces el gobierno desestimó la organización que también exigió la liberación de los presos políticos.

Durante la ola de detenciones de opositores en el proceso electoral de las presidenciales, Almagro consideró que “el ejercicio de poder no se hacía de acuerdo con el estado de derecho”, por lo que podía considerarse una “dictadura” y denunció las precarias condiciones de detención de los opositores.

Esas denuncias también las formuló el exrepresentante permanente de Nicaragua ante la OEA, Arturo McFields, durante una intervención en una sesión del Consejo Permanente que selló su renuncia.

Respaldo del ALBA

Daniel Ortega anunció en noviembre 2021 que la OEA era “persona non grata”. Sin embargo, de acuerdo con los protocolos, la salida debía ocurrir en un lapso de dos años, para que el país terminara los compromisos pendientes con el organismo que pidió la libertad de los opositores presos y a realizar cambios a la ley electoral para que no se repitieran los atropellos a los derechos humanos.

McField reaccionó a la expulsión de la OEA diciendo que no podía “entender los motivos del gobierno, pero este retiro se realiza al cumplirse un mes de mi discurso ante la OEA”.

Agregó que las oficinas de la OEA “han estado históricamente en nuestro país y fueron parte de un proceso histórico de pacificación. El gobierno está cerrando una puerta a la paz”.

La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) respaldó “la digna, soberana y coherente” decisión de Managua de expulsar a la OEA, según un comunicado divulgado por medios afines del gobierno.

Venezuela saludó como “valiente” la renuncia de Nicaragua al organismo hemisférico, que calificó como “instrumento del imperialismo estadounidense”.