Descubre que es real y qué es falso en la serie que hoy da vida en la ficción a Anna Sorokin o Anna Delvey, la estafadora que encantó a la elite de Nueva York.

El nuevo éxito de Netflix “Inventando a Anna”, basado en la historia de Anna Sorokin -más conocida como Anna Delvey- es hoy uno de los grandes éxitos de la plataforma que hoy la mantiene entre los 10 contenidos más vistos desde su estreno.

La serie protagonizada por Julia Garner, sigue la historia de Anna, una joven de origen ruso-alemán que se dedicó a engañar a la elite de Nueva York, estafando a hoteles, bancos, sus “amigos” e incluso, robó un avión con el objetivo de sustentar sus lujos.

Esta producción es una nueva obra de Shonda Rhimes, la mujer que está detrás de éxitos como Grey’s Anatomy, Scandal y Brindgerton.

Rhimes compró los derechos de la propia Sorokin, la que recibió importantes ofertas para que su espectacular historia se llevara a la pantalla, tanto grande como chica.

Tal como todas las producciones de Shondaland, la ficción muchas veces supera la realidad y esa es la premisa con la que también comienza cada capitulo en el que se señala: “Toda esta historia es completamente cierta. Excepto por todas las partes totalmente inventadas”.

Ante esto, muchos se han preguntado qué es real y qué no de la producción que en 9 capítulos muestra cómo Anna Delvey asciende a la cima de la sociedad neoyorkina con una idea que parecía millonaria y termina en la cárcel. Aquí te lo detallamos.

Anna Sorokin interpretada por Julia Garner
Inventando a Anna | Netflix

La periodista que descubrió a Anna Sorokin

El hecho de que Shondaland le pagara 320 mil dólares a Anna Sorokin para llevar al streaming su historia, implica que gran parte del guion cuenta la verdad en la historia de la estafadora más glamorosa de los últimos años en Nueva York.

Pese a que en realidad está basado en un artículo que la periodista Jessica Pressler escribió para la revista New York, cuyo papel en la serie Vivian Kent) es interpretado por Anna Chlumsky.

La periodista del New York Times, Emily Palmer, recogió algunas de las situaciones que efectivamente fueron reales y se reflejan en el drama, pero también otras que se exageraron.

Ella cubrió durante un mes el juicio de la ruso-alemana y mantuvo entrevistas con Sorokin, su abogado Todd Spodek y su amiga, Neff Davis.

Según comentó, el primer punto se refiere a su colega, Jessica Pressler, quien jamás instó a que Anna renunciara a un acuerdo de culpabilidad con el objetivo de obtener su historia, sino que fue la misma “Anna Delvey” quien decidió ir al juicio.

Además, señala que si bien Pressler vivió una situación en la que perdió parte de su credibilidad, al afirmar que un niño había ganado 72 millones de dólares, lo que se descubrió que era falso, esta ya la había recuperado antes de escribir la historia de Anna Sorokin.

Pressler había podido restaurar su prestigio con otra historia que también se llevó al cine, se trata del escándalo sobre las strippers que robaron a hombres ricos de Nueva York y que se convirtió en la película “Hustlers” que protagonizó Jennifer López.

Tampoco recibió un “trato vip” como periodista en la cárcel de Rikers Island, donde cumplía condena Anna Sorokin.

La serie es enfática en destacar que los periodistas son retirados en un vehículo particular, así como tienen acceso a una sala con comodidades como un té para hacer su trabajo. Palmer indicó que sólo tienen una máquina de café, que funciona con efectivo.

Un juicio glamoroso

Un punto importante que destaca Palmer es que su colega, Jessica, nunca ayudó a Todd Spodek a catalogar pruebas, esto lo desmintió el abogado de Anna, aunque la periodista no se pronunció al respecto.

Respecto al juicio, es real que Anna trabajó con una estilista, se trata de Anastasia Walker, quien también trabajó con Courtney Love y otros, pero este no lo solicitó Sorokin como muestra la serie, sino que fue el mismo Spodek quien reclutó a la profesional.

“Es imperativo que Anna se vista apropiadamente para el juicio. El estilo de Anna fue una fuerza impulsora en su negocio y en su vida, y es parte de quién es ella. Quiero que el jurado vea ese lado de ella y recluté a un estilista para ayudar a seleccionar los atuendos apropiados para el juicio”, señaló a GQ en 2019.

Al mismo tiempo, recomendó a que los medios siguieran el estilo de Anna en una cuenta de Instagram exclusiva para esto, denominada @annadelveycourtlooks donde se pueden incluso ver las marca de sus atuendos.

Aunque hay algo que sí es cierto, Anna retrasó el juicio una hora y media, aunque técnicamente no fue su culpa.

La cárcel de Rikers prohibía los uniformes de reclusos en los juicios, por el sesgo que podría entregar al jurado, esto implicó que tuviera que emplear tiempo en vestirse de forma adecuada.

En este contexto, otro detalle que lleva la serie de Netflix es que la periodista, denominada Vivian Kent, habría llevado ropa a Anna mientras estaba en la cárcel y el juicio, algo que Pressler reconoció como cierto.

El novio futurista

Durante la trama, uno de los personajes más importantes es el de Chase Sikorki, el supuesto novio emprendedor de Anna, quien en realidad era un “vendedor de humo” que embaucó a los cercanos de Sorokin con el objetivo de conseguir financiamiento para su aplicación “Wake”.

La realidad es que en la historia de Anna efectivamente tuvo un novio, cuyo nombre no reveló el artículo de Pressler, pero que sí se le identificó como “futurista”, tal como aparece en la serie, donde negocia su apodo con Kent.

El joven era asiduo del círculo de las charlas TED Talks y estuvo cerca de dos años con Anna, con quien disfrutó de hoteles de lujo y pintorescas cenas, donde hablaba de su aplicación, sin embargo, su idea nunca se materializó y se mudó a Emiratos.

The Ringer señala que la identidad del “futurista” podría ser Hunter Lee Soik, un joven que era parte del círculo de charlas TED con una aplicación llamada “Shadow” que nunca llegó a puerto.

Los cercanos a Anna

En relación a los amigos de Anna en la serie, el artículo original confirma que la amistad entre Neff Davis, una ex empleada del hotel 11 Howard (retratado como 11 George) y Anna Sorokin es real, así como también las propinas de 100 dólares que recibía la primera.

La cercanía entre ambas implicó que Shonda Rimes la contratara como consultora para la serie, aunque ella se mudó de Nueva York a Los Angeles para perseguir su carrera cinematográfica.

En tanto, Kacey Duke, la entrenadora personal interpretada por Laverne Cox, efectivamente es una famosa entrenadora que trabajó con estrellas como Gwen Stefani, Bruce Willis, Julianne Moore, Mary J. Blige, Kirsten Dunst e incluso, Beyonce y Denzel Washington.

Rachel Williams ¿la villana?

Rachel Williams es, quizás, una de las villanas más importantes de la serie. Interpretada por Katie Lowes, la serie retrata la amistad de ambas como un relación de conveniencia, que va más desde el lado de Williams que de Sorokin.

Esto porque Rachel acompañó a Sorokin a Marruecos, donde tuvo que pagar la cuenta del servicio que prestó el hotel de lujo en el que se hospedaron con la tarjeta de crédito de su trabajo, la prestigiosa revista Vanity Fair.

Eso lleva a que Williams tenga una deuda superior a su salario y comience una escalada de desesperación que termina con ella contando todo en un artículo que se publica previo al reportaje en torno al que gira la serie.

También se muestra que se le condona la deuda y termina vendiendo su historia para un libro y una cadena televisiva.

En un artículo de Vanity Fair, Rachel comentó que le tomó por sorpresa la descripción del personaje que la interpretaría a ella en la ficción.

Netflix describe su personaje como “una seguidora nata cuya adoración ciega por Anna casi destruye su trabajo, su crédito y su vida. Pero si bien su relación con Anna es su mayor arrepentimiento, la mujer en la que se convierte gracias a Anna puede ser la mayor creación de Anna”.

La molestia de Williams radica en que sus logros no habrían sido gracias a Sorokin como menciona Netflix, sino que fruto de su crianza, su familia, amigos y propio esfuerzo.

También consignó que la actriz que la interpreta, Katie Lowes, nunca se comunicó con ella para entender cómo debía interpretarla.

“Este tipo de verdad a medias es más insidiosa que una mentira total porque hace que los espectadores desinformados confundan la ficción con la realidad basándose en meros fragmentos de la realidad, como mi lugar de trabajo, por ejemplo, e incluso una foto de mi verdadero perfil en los créditos finales”, afirmó.

También se rumora que la posición de dejarla como “villana” podría ser una venganza del la plataforma de Streaming y Shonda contra ella, ya que esta vendió los derechos de su historia a HBO.

¿Una historia que termina?

Hay algunos detalles que se exageran, como que habría vivido con Billy McFarland, el creador del fallido festival Fyre Festival, aunque sólo lo estafó quedándose en uno de sus hoteles donde no pagó, indicó GQ, la serie se apega bastante a la realidad que vivió Anna Sorokin o Delvey en su paso por Nueva York.

Pese a que vendió sus derechos, la joven no podrá disfrutar del dinero que cobró por su historia, ya que será desviado a pagar sus deudas pendientes.

Aunque obtuvo la libertad condicional en 2021, la encarcelaron nuevamente al ser descubierta con una visa vencida en Nueva York, por lo que espera ser deportada, aunque apeló a la decisión de la justicia norteamericana.