El pasado sábado 17 de abril todo el mundo pudo ver como la Familia Real Británica despedía al más longevo de sus miembros, Felipe, el duque de Edimburgo, que falleció a los 99 años.

Entre las 30 personas que se permitió que asistieran a la ceremonia, que contó con distanciamiento social debido a la pandemia del coronavirus, estuvo la reina Isabel II, sus 4 hijos junto a sus consortes, algunos de sus nietos y descendientes de las hermanas del príncipe Felipe.

Como se pudo apreciar a través de las cámaras que siguieron el evento por completo, sólo dos menores de edad pudieron participar de la despedida del duque de Edimburgo, se trata de los hijos del príncipe Eduardo, el último hijo de la reina Isabel y Sofía de Wessex.

Lady Louise Mountbatten-Windsor, de 17 años, y el vizconde James de Severn, de 13 años, pudieron participar en el último adiós a quien fuera su abuelo, los únicos menores que pudieron estar en la capilla del palacio de Windsor, donde no llegó George, el heredero directo de la corona y tampoco sus hermanos, Charlotte y Louis.

Llamó la atención en especial Lady Louise, quien pese a no ser tan conocida como sus primos Harry y William, ocupaba el puesto de la nieta favorita del Duque de Edimburgo y siempre mantuvo una cercana relación con sus abuelos.

Todo apunta a que la hija mayor de Eduardo en el futuro será una de las integrantes más queridas de la Familia Real Británica, pero ¿tendrá el mismo imán mediático que sus primos?

No sabía que la reina era su abuela

El cuarto hijo de Isabel II recién en 1999 contrajo matrimonio, casi 20 años después que su hermano mayor, el príncipe Carlos.

A su amada Sofía de Wessexla conoció en un partido de tenis cuando era Sofía Helen Rhys-jones, una joven que trabajó como relacionadora publica y abrió su propia firma RJH Public Relations.

La pareja se unió en una ceremonia en la capilla St. George del Castillo de Windsor, la misma que recibió a Meghan Markle el día de su boda y que también despidió al Duque de Edimburgo el pasado sábado.

Una ceremonia mucho más sobria que los grandes eventos que ocurrieron en la abadía de Westminster en Londres, pero no menos importante, considerando que para llegar a ese enlace pasaron 6 años de relación, largos para lo que estilaban los hijos de la reina, pero suficiente para que la pareja estuviera segura de contraer el sagrado vínculo.

Según informa Vanity Fair, ese día se les concedió el título de Condes de Wessex y Vizcondes de Severn. Tres años más tarde la condesa de Wessex, Sofía, comenzó a dedicarse por completo a servir a la Corona Británica, por lo que ha participado en numerosos viajes oficiales y eventos junto a su marido u otros miembros de la Familia Real.

En 2003 la familia comenzó a crecer y llegó, de forma prematura, la pequeña Lady Louise, lo que impidió que su padre pudiera asistir al nacimiento y la mantuvo durante 20 días ingresada en el Hospital de St. George en Londres.

Al igual que su hermano, Lady Louise no posee un título real, por lo que no es princesa y sólo fue bautizada como Louise Alice Mountbatten-Windsor, siendo la primera de los nietos del Duque de Edimburgo que lleva su apellido, además del nombre de la madre de éste, Alice.

Sus padres siempre procuraron criarla en un ambiente lo más normal posible, independiente de su posición en la Corona Británica, lo que llegó a tal punto que recién cuando comenzó a ir al colegio se enteró que su abuela era en realidad la reina Isabel II del Reino Unido.

Según declaró la Condesa de Sussex en una entrevista con la cadena de televisión Sky News, “Louise no entendía el concepto de que la Reina y su abuela eran una sola persona”, añadiendo: “No se enteró hasta que fue al colegio y los otros niños le dijeron: ‘Tu abuela es la Reina’. Entonces vino a casa y me dijo: ‘Mamá, dicen que la abuela es la Reina’. Yo le dije: ‘Sí’. Y ella: ‘No entiendo lo que quieren decir’”.

Algo muy parecido a lo que le ocurrió a su padre, quien recién a los 5 o 6 años se enteró que su madre era también Isabel II, la reina más conocida del mundo.

La Favorita de Felipe y compañera de té de Isabel

La vida de Louise ha sido muy cercana a sus famosos abuelos, esto porque los Wessex viven en Bagshot Park, localidad que se encuentra a unos 18 kilómetros de Windsor, el lugar donde Isabel II reside habitualmente y donde compartía hogar con el fallecido Duque de Edimburgo.

La cercanía de ambas residencias le permitió a Lousie pasar tardes junto a su abuela tomando el té, mientras acompañaba a su madre, quien señaló en entrevista con Sky News: “Somos mucho más afortunados, porque vivimos mucho más cerca de la Reina, así que cuando pasa mucho tiempo en Windsor los fines de semana, nuestros hijos son más afortunados, porque pueden ver y tomar un té con ella regularmente”, indicó la revista de Conde Nast..

También comparte otro hobbie con su abuela y es montar a caballo, se le ha visto en varias ocasiones paseando junto a Isabel II, quien aún lo practica a sus 95 años, así como también su padre, el duque de Wessex.

Se especula que podría seguir los pasos de su tía, la Princesa Ana o su prima Zara Tindall, quienes llevaron una carrera en la hípica y esta última representó a Reino Unido en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012, donde se llevó una medalla de plata en la competencia ecuestre.

Además, los nombres que lleva, en honor al Duque de Edimburgo y su madre, hicieron de la hija mayor de Eduardo la nieta favorita de Felipe, quien traspasó una de sus grandes pasiones a la menor de sus nietas.

Una de las grandes aficiones que compartieron fue el “conducir carruajes” que Felipe adquirió en los años 50 cuando tuvo que dejar de jugar polo y que heredó a su nieta, encargándose de que esto continuara una vez que él ya no estuviera.

La herencia de Felipe a Lady Louise

Conocida es la cercanía de la Familia Real Británica por el mundo ecuestre y Felipe, el duque de Edimburgo, se encargó de traspasar su afición a la menor de sus nietas heredándole uno de sus bienes más preciados: su carro de carrera tirado por ponis.

De acuerdo a lo que informó Vanity fair, las pertenencias del Duque, avaluadas en 12 millones de dólares entre cuadros, obras de arte y otros artículos pasarían directamente a Isabel II aunque el carro de carrera pasó directamente a Lady Louise, considerando que es la única que podría aprovecharlo.

Eso, tomando en cuenta que ya a sus 17 años ha participado en algunas de las competiciones más importantes del Reino Unido, como el British Driving Society Championship for Young Drivers o el Royal Windsor Horse Show, tal como lo hizo su abuelo en su juventud.

Tal era el aprecio de Felipe de Edimburgo por su nieta, que en 2019 asistió a la última de estas carreras para apoyarla con mucho orgullo, pese a que ya se había retirado de la vida pública en 2017. En la competencia, la nieta de Isabel obtuvo el tercer lugar ante los ojos de su abuelo.

Lady Louise además rindió homenaje a su abuelo en su funeral, al que asistió luciendo un broche ecuestre que llevaba la cabeza de un caballo acompañado de un látigo, muy a tono con el deporte que los unió.

Además, el carruaje pulido de aluminio y acero en color verde, que fue construido hace ocho años bajo la dirección del mismo duque, basándose en sus conocimientos en el campo para mejorar el vehículo, también estuvo presente en la ceremonia, aunque el asiento del carruaje sólo estuvo ocupado por a gorra, el látigo y los guantes marrones que solía llevar el duque, además de los terrones de azúcar que le daba a los ponis durante las carreras, consignó Hola.

Se rumorea que junto al carro de cuatro ruedas también podría haberle dejado sus ponis Fell, Balmoral Nevis y Notlaw Storm, los que también estuvieron presentes en la ceremonia del marido de Isabel II.

Lady Louise por el momento termina el colegio y está ad portas de definir su futuro, el que podría seguir ligado a la pasión que heredó de su abuelo, que se encargó en vida de que la mantuviera, incluso si ya no estaba presente.