La NASA reveló un informe de los impactos de meteoritos que han afectado al James Webb durante su primer año en el espacio y diseñó un plan de prevención para evitar golpes de mayor magnitud, que se implementará al comienzo de 2023.

La mañana de este martes, la NASA compartió el estado del Telescopio Espacial James Webb (JWST) tras casi un año de su lanzamiento, revelando que el objeto al momento ha recibido 14 impactos de micrometeoritos, superando airoso los choques rocosos.

La agencia espacial advierte que estos golpes son “un aspecto inevitable” que debe enfrentar cualquier nave espacial que salga al espacio. Por lo que el James Webb debería estar preparado para ello, “fue diseñado para resistir el bombardeo continuo”, puntualizan.

“Hemos experimentado 14 impactos de micrometeoritos medibles en nuestro espejo principal, y tenemos un promedio de uno o dos por mes, como se anticipó”, explicó Mike Menzel, ingeniero principal de sistemas de la misión Webb en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.

El James Webb debió idear un plan de contingencia por micrometeoritos “mayores”

Sin embargo y aunque son situaciones “superables”, sí se han detectado algunos errores de visión en el telescopio, aspecto que estaba pronosticado. “Los errores ópticos resultantes de todos menos uno estuvieron dentro de lo que habíamos presupuestado y esperado al construir el observatorio”, señala el experto.

En cuanto a la falla no presupuestada, los equipos de programación del James Webb que se operan desde la Tierra fueron suficientes para su reparación. “Superó nuestras expectativas y modelos de prelanzamiento; sin embargo, incluso después de este evento, nuestro rendimiento óptico actual sigue siendo el doble de bueno que nuestros requisitos”, asegura.

Este sería el impacto registrado en mayo de este año, cuando un micrometeorito de “mayor” tamaño golpeó los especjos de JWST, algo que la NASA considera “inusual” y de bajas posibilidades.

“El equipo concluyó que el impacto de mayor energía observado en mayo fue un evento estadístico poco común tanto en términos de energía como en el impacto en una ubicación particularmente sensible en el espejo primario de Webb”, dice el comunicado de la agencia especial.

Tras esto, los astrónomos debieron diseñar un plan de prevención que se implementará en 2023. “Para minimizar impactos futuros de esta magnitud, el equipo ha decidido que las observaciones futuras se planificarán para alejarse de lo que ahora se conoce como “zonas de evitación de micrometeoritos”, concluyen.