La Corte suprema de Israel decidió que un fondo de manuscritos de Franz Kafka seguirán siendo de propiedad de la Biblioteca Nacional, poniendo fin a una larga batalla jurídica, anunció este lunes una fuente judicial.

La más alta instancia judicial israelí rechazó el domingo una apelación presentada por los herederos de Max Brod, amigo de infancia de Franz Kafka y quien fue ejecutor de su testamento.

El autor de El Proceso, fallecido en 1924, pidió a Brod quemar sus manuscritos, pero éste los conservó.

Luego de la invasión de Checoslovaquia por la Alemania nazi en 1939, Max Brod emigró a Palestina, llevándose con él los manuscritos. Posteriormente, los legó a su secretaria, Esther Hoffe, cuando murió en 1968.

En su testamento pidió a la señora Hoffe legar a su vez los archivos, avaluados en varios millones de dólares, a “la Universidad hebraica de Jerusalén, a la Biblioteca Municipal de Tel Aviv, o a otra institución en Israel o el extranjero“.

Pero la secretaria, quien a su vez murió en 2007, compartió su sucesión entre sus dos hijas y así la colección Brod se volvió objeto de múltiples disputas judiciales.

Al inicio del proceso contra las herederas de Hoffe en 2009, el Estado de Israel reclamó todos los documentos, al considerar que esa fue la última voluntad de Brod. Pero las hijas de Hoffe argumentaron que él donó los archivos a su madre y que podían disponer de los mismos cómo quisieran.

Hoffe había vendido el manuscrito original de “El Proceso” por dos millones de dólares.

En 2012, un tribunal ordenó que los archivos fueran trasladados a la Biblioteca Nacional de Israel.

Max Brod no quería que sus bienes fueran vendidos al mejor postor, y encuentren un lugar adecuado en un santuario literario y cultural“, consideraron este lunes los jueces de la Corte suprema.