Un crucifijo de madera tallado por Miguel Ángel a la edad de 18 años y que estuvo perdido durante siglos, regresó este martes a la iglesia de Santo Spirito de Florencia (centro de Italia) para la cual había sido concebido.

Agencia AFP | Alberto Pizzoli
Basílica de Santo Spirito | Agencia AFP | Alberto Pizzoli

El célebre artista florentino había donado en 1493 a la iglesia de los agustinos la efigie de Cristo crucificado como un gesto de agradecimiento con los sacerdotes por haberlo hospedado tras la muerte de su primer mecenas, Lorenzo de Medicis.

Miguel Ángel pasó un año en el convento con los agustinos y aprovechó esa época para estudiar anatomía en los cadáveres del hospital de los monjes, lo que le permitió luego ser insuperable a la hora de pintar y esculpir con magníficos detalles el cuerpo humano.

El crucifijo | Agencia AFP | Alberto Pizzoli
El crucifijo | Agencia AFP | Alberto Pizzoli

El crucifijo de madera, de casi 1,40 metros de largo, durante mucho tiempo estuvo perdido y fue hallado en un estado irreconocible en la década de 1960 en un corredor del convento, donde había sido abandonado tras haber sido varias veces pintado.

La pieza se encuentra ahora en medio de la antigua sacristía de la iglesia, fue suspendida de un cable para permitir a los visitantes admirarla desde todos los ángulos.

El crucifijo | Agencia AFP | Alberto Pizzoli
El crucifijo | Agencia AFP | Alberto Pizzoli

Todo el barrio de Santo Spirito, con su extraordinaria basílica, la última obra maestra de Brunelleschi, es un lugar que hay que proteger y también vivir“, sostiene Simonetta Brandolini d’Adda, presidenta de Amigos de Florencia, una asociación que ayudó al regreso a su casa de este Cristo, “tan sereno y sublime“, dijo.

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