Parece una historia que podríamos leer en un libro de Mario Puzo, pero en este caso apunta algo mucho más cercano y actual. Eso es lo que podemos encontrar en el relato de Lily Zúñiga, ex jefa de prensa de la UDI que denunció a Jovino Novoa por los financiamientos irregulares para los miembros del partido.
En una extensa entrevista publicada por El Dínamo, la profesional que se desempeñó por 11 años en el área de las comunicaciones del gremialismo cuenta como vivió los días previos y posteriores a su declaración ante el Ministerio Público, con la que abrió la caja de pandora para la UDI, y entregó las herramientas para que la justicia pusiera sus manos sobre el ‘coronel’ Jovino Novoa, quien actualmente se encuentra con arresto domiciliario y arraigo nacional.
Según los hechos dados a conocer por Zuñiga, todo partió con un inesperado llamado de fiscalía para que declarara por dos boletas ideológicamentes falsas que emitió a SQM en 2012, a solicitud de Jovino Novoa pero a través de la petición efectuada por Marisol Caviedes, histórica secretaria del partido.
La periodista fue la primera imputada que sindicó a Jovino Novoa como el cabecilla de este sistema de financiamiento, entregó detalles del modus operandi de la UDI y explicó que estas prácticas no eran exclusivas de las épocas de elecciones, sino que eran habituales al interior del gremialismo.
Lo anterior, motivado por el abandono por parte del partido que la acogió durante años, en el cual creyó haber encontrado amigos, haber forjado lazos y haber formado un espacio para ella, pero que finalmente le dio la espalda y les cerró las puertas, al nivel de tratarla de traidora, cazadora de fama y un sinfín de descalificaciones.
Zuñiga explica que, frente a la situación y ante un inminente reportaje de TVN sobre los miembros de la UDI involucrados en la emisión de boletas ideológicamente falsas, acudió a los directivos del partido, entre ellos Javier Macaya, quien no le prestó mayor atención ni ayuda.
Es más, el único mensaje que obtuvo de parte de los parlamentarios, además de un saludo de Juan Antonio Coloma, fue un llamado de Patricio Melero, con una singular advertencia, en la cual afirmaba que quienes colaboran con fiscalía, terminan presos, según consigna El Dinamo.
Este fue el primero de varios comportamientos matonescos, que se vieron reflejados también en la reacción de Macaya luego de una conversación con la periodista en los días previos a su declaración en fiscalía.
Según el relato Zuñiga, aburrida de no recibir respuestas ni ayuda por parte de la UDI, contrató un abogado para asumir su defensa de forma particular y entregar un relato con la verdad de los hechos. Sin embargo un día antes de acudir al Ministerio Público, recibió el llamado de Macaya, quien le aseguraba que tenía que utilizar a un jurista impuesto por la UDI. Al recibir la negativa de la periodista, el parlamento habría explotado en ira y habría tenido una “catarsis” de insultos contra ella.
Pero la situación no quedó ahí, pues pese a las advertencias, la periodista entregó la declaración que finalmente permitió involucrar a Novoa en la investigación, testimonio que generó una avalancha en la UDI.
Poco a poco Zuñiga fue perdiendo terreno, y asegura que se quedó sin clientes, todos presionados por los parlamentarios gremialistas para que dejaran de trabajar con “la traidora”.
“Eran presiones directas (contra mis clientes). Entiendo que el señor secretario general actual, Guillermo Ramírez, se encargó casi de ser el vocero a los medios para avisar de que yo no trabajaba ni con el senador Pérez, ni con el no sé quién. Toda la maquinaria se fue contra mí. Fue terrible”, señaló al medio electrónico.
Incluso uno de sus clientes le pidió generar un correo falso, para que en la UDI no se enteraran que estaban trabajando juntos. “Lo que pasa es que mira, no quiero que te lo tomes a mal. Pero tu cachái que la situación contigo en la UDI está súper tirante. Y nadie quiere que tú tengas ningún tipo de relación con nadie de la UDI. Lo que pasa es que yo te quería pedir si es posible que tú te generes un nuevo correo que no tenga tu nombre y en el que no firmes tú con tu mail. Que tu nombre no aparezca”, le habría señalado su cliente.
Por otro lado, la ex jefa de prensa también explicó como el clasismo, racismo y el machismo predominan en la UDI, la cual claramente cuenta con dos corrientes, los “pungueira”, seguidores de Pablo Longueira y considerados los ‘tontos útiles’, a los cuales pertenecía la periodista; y los “jovinistas”, personajes cercanos a Novoa, por lo general “los niños de la Fundación (Jaime Guzmán), los de la Católica, los niños bien”, según explica Zuñiga.
Dichos factores funcionan a tal nivel al interior del partido, que en una oportunidad, cuando pudo acceder a una candidatura política, su opción fue rechazada a petición de la diputada Hoffmann, por considerarla como una “negra tatuada”.
Así se configura parte de la historia contada por una periodista que decidió ser parte de la UDI durante más de una década, jugando el juego del partido y viviendo codo a codo con los parlamentarios que ahora están bajo la mira de la justicia.
Zuñiga ahora está bajo tratamiento médico, a la espera de ser desvinculada del partido, y de la continuación de su proceso judicial, para poder retomar su trabajo lejos de la Unión Demócrata Independiente.