Los salvadoreños eligieron este domingo un nuevo Congreso unicameral, en una batalla de cerrado pronóstico cuyo resultado puede poner en jaque los dos últimos años de gestión del izquierdista moderado Mauricio Funes.

“Ayuden a construir un órgano legislativo democrático, pero sobre todo efectivo, que le dé gobernabilidad al país, que garantice que los cambios que estamos llevando a cabo se profundicen”, pidió Funes este domingo a sus conciudadanos poco después de votar.

La preocupación del gobierno, que hasta ahora tuvo mayoría mediante una frágil alianza con sectores disidentes de la derecha, era la perspectiva de un resultado que ponga en jaque su capacidad de gestión en un país con un tercio de población desempleada y una de las mayores tasas de homicidios del mundo.

Los sondeos sobre intención de voto anticipaban un resultado de 27,8% para la ex guerrilla del Frente Farabundo Martí, y 26,4% para la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena).

Las elecciones duraron 10 horas, sin incidentes de importancia reportados, y los primeros resultados se esperaban cinco horas y media después del cierre, hacia las 22h30 locales (04h30 GMT del lunes)

Algunos centros abrieron con retraso de más de una hora por la demora en la entrega del material a utilizar y otros problemas en la constitución de las juntas receptoras de votos.

“Este es un momento oportuno para hacer un llamado a los partidos políticos y a toda la ciudadanía para que hagamos de este proceso una fiesta cívica en un ambiente festivo y pacífico”, dijo el presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Eugenio Chicas, por cadena de radio y TV.

Mirna de Córdova, de 66 años, llegó temprano con su esposo, Roberto, a votar en una escuela en la ciudad de Mejicanos, periferia norte de San Salvador, y fue una de las primeras en hacerlo.

“Voté porque quiero que se vean cambios en este país, nuestros hijos y nietos viven al igual que nosotros inseguros con tanta violencia, ya es necesario que se hagan cambios en las leyes”, dijo a la AFP.

En El Salvador se registra una media de entre 13 y 14 asesinatos diarios.

Fuera de los centros de votación, los militantes del FMLN, vestidos con camisetas rojas, y los de la Arena, con sus chalecos tricolores, hacían un último esfuerzo por captar a los electores facilitándoles agua y sillas para la espera.

En un país con un tercio de la población desempleado y una tasa de homicidios de las más altas del mundo (65 casos cada 100.000 habitantes) el FMLN hizo campaña haciendo hincapié en más planes sociales y creación de empleo.

Por su lado, la Arena, fundada por el difunto mayor Roberto D’Aubuisson –inculpado del asesinato en 1980 del arzobispo Arnulfo Romero– hizo girar su campaña alrededor de la promesa de nuevas leyes para enfrentar la inseguridad.

Ambos partidos mayoritarios “han desarrollado un proselitismo similar, con regalías (objetos promocionales), sin explicar a fondo cómo lograrán cumplir las ofertas”, consideró la directora del Instituto de Opinión Pública de la Universidad Centroamericana (UCA), Jannet Aguilar.

Durante los casi tres años de gestión de Funes, el desempleo y subempleo tuvo una leve baja de 40 a 36% en un país cuya juventud sigue emigrando a Estados Unidos, al punto de que hoy uno de cada tres salvadoreños vive en aquel país.

La economía, dolarizada y víctima de todas las crisis externas, depende hoy de las remesas familiares que en 2011 superaron los 3.600 millones de dólares, equivalentes a un sexto del Producto Interno Bruto.

En ese marco, las ‘maras’ -pandillas juveniles transformadas con los años en organizaciones mafiosas- siembran el terror, controlan sectores completos de ciudades y pueblos y sirven de fuerza de choque al narcotráfico.

En los comicios, participan por primera vez 17 candidatos independientes a diputados.