Son diversas las fotografías de la II Guerra Mundial que impactan hasta el día de hoy por los alcances que tuvo este difícil periodo.

Es así como dentro de estos registros destaca una imagen en donde todas las personas -excepto una- saluda fervorosamente a Adolf Hitler.

El osado hombre que se atrevió a realizar tal desaire es August Landmesser.

Cabe señalar que este saludo fue adoptado por el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán y la Alemania nazi y que casi siempre iba acompañaba con la frase Heil Hitler!, pronunciada con voz firme y clara.

Mujeres saludando a tropas nazis en 1938 (CC) Wikimedia Commons
Mujeres saludando a tropas nazis en 1938 (CC) Wikimedia Commons

Nacido el 24 de mayo de 1910 en Pinneberg, Alemania, Landmesser fue un trabajador de la empresa Blohm + Voss localizada en Hamburgo.

Pudo haber sido uno más de los millones de ciudadanos anónimos que vivió durante los complicados años de la II Guerra Mundial, sin embargo su nombre saltó a la fama por su valiente actitud que fue registrada en la imagen.

En 1931 se afilió en el Partido Nazi, la única afiliación política legal en Alemania en aquel entonces. Según se cree, hizo esto porque pensó que así sería más fácil conseguir un nuevo trabajo.

No obstante, todo cambiaría en 1933, cuando conoció a Irma Eckler, una mujer judía de quien se enamoró perdidamente.

No tardó mucho tiempo para que ambos comenzaran una relación, y dos años después le propuso matrimonio.

(CC) Wikimedia Commons
(CC) Wikimedia Commons

Fue así como la pareja debió sortear una serie de dificultades, principalmente por lo complicado que era mantener una relación de este tipo frente a las autoridades. Y no sólo eso: Landmesser terminó siendo expulsado del partido.

A pesar de estos inconvenientes, la pareja tuvo a su primera hija en octubre de aquel año, a quien bautizaron Ingrid.

Fue el 13 de junio de 1936 cuando el Partido Nazi organizó el bautizo de una nueva nave de la Armada alemana en los astilleros de Blohm und Voss, Hamburgo, ceremonia en la que cientos de obreros nazis hicieron el tradicional saludo. Todos excepto uno: Landmesser, quien se mantuvo de brazos cruzados.

Esta instantánea posteriormente se convertiría en una de las más famosas de la II Guerra Mundial, dando una prueba de un osado acto de desafío.

Posteriormente, en 1937, el alemán fue detenido y mantenido prisionero por “deshonra a la raza” al casarse con su pareja. Si bien luego fue absuelto, se le ordenó terminar su relación.

Adolf Hitler, canciller imperial de Alemania, y Ernst Röhm, cofundador y comandante de las SA en 1933 (CC) Wikimedia Commons
Adolf Hitler, canciller imperial de Alemania, y Ernst Röhm, cofundador y comandante de las SA en 1933 (CC) Wikimedia Commons

Luego de negarse a cumplir con esta orden, Landmesser fue arrestado nuevamente un año más tarde, aunque en esta ocasión sería enviado a un campo de concentración por tres años. Nunca más volvería a ver a su esposa e hijas.

Tal como recoge el periódico The Washington Post, tras salir en libertad, en 1941 fue reclutado para la guerra. No obstante, meses después fue declarado desaparecido en acción.

Eckler, quien estaba embarazada en ese momento, también terminaría siendo detenida y llevada a un campo de concentración en donde dio luz a Irene. Luego fue llevada a un campo de exterminio en donde finalmente fue asesinada.

De acuerdo a un artículo del medio español El Mundo, la historia de Landmesser se mantuvo anónima hasta que en 1996 fue dada a conocer por Irene.

Mientras que a Ingrid se le permitió vivir con su abuela materna, Irene fue llevada a un orfanato y más tarde adoptada por una familia.

Es importante tener en cuenta que el saludo fascista está prohibido en Alemania y Austria, y quienes utilicen la frase Sieg Heil (Viva la victoria) arriesgan penas de hasta 3 años de cárcel.

Sin perjuicio de lo anterior, la frase puede ser utilizada siempre y cuando sea con fines educativos, científicos o artísticos.