Esta tarde el papa Francisco se trasladó hasta la cárcel de mujeres de San Joaquín para reunirse con las internas del recinto.

En la ocasión, la reclusas le cantaron con entusiasmo un himno que prepararon especialmente para el líder de la Iglesia Católica.

Posteriormente, el romano pontífice tomó la palabra para dedicar un emotivo discurso de agradecimiento y reflexión.

“Gracias por lo que hicieron, y gracias por la oportunidad que me dan para visitarlas. Para mí es importante compartir el tiempo con ustedes, y estar cerca de tantos hermanos nuestros que están privados de libertad”, comenzó señalando Jorge Mario Bergoglio.

“Todos somos pecadores, todos tenemos pecados. Jesús nos invita a dejar esa lógica de dividir la realidad en buenos y malos, para ingresar en esa otra dinámica capaz de asumir la fragilidad, los límites e incluso los pecados para ayudarnos a salir adelante”, agregó.

Captura | TVN
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“Nadie puede ser privado de la dignidad. Ustedes están privadas de libertad, de ahí que sea importante luchar contra todo tipo de etiqueta que diga que no se puede cambiar, o que no vale la pena, o que todo da lo mismo“, prosiguió.

Fue en ese momento en que, fiel a su estilo cercano, el Papa sorprendió a los presentes al recitar parte de un conocido tango argentino.

“Como dice el tango argentino, ‘Dale que va que todo es igual, que allá en el horno nos vamos a encontrar’. No, no es todo lo mismo”, comentó, generando sonrisas y aplausos en el recinto.

“Queridas hermanas, todo no da lo mismo, cada esfuerzo que se haga por luchar por un mañana mejor, aunque muchas veces pareciera que cae en saco roto, siempre dará fruto y se verá recompensado”, agregó.

La autoridad religiosa hizo alusión a la canción “Cambalache”, tango argentino compuesto en 1934 por Enrique Santos Discépolo y que denuncia en su letra a los males de la sociedad trasandina de aquella época.

Captura | TVN
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