La crianza, un tiempo lleno de desafíos que padres y madres deben asumir de igual a igual frente a las adversidades que puede traer consigo la personalidad del hijo, las actitudes e incluso la forma en la que se desenvuelve en la vida a diario.

Existen ocasiones en las que niños y niñas no desarrollan del todo “bien” algunas capacidades, como por ejemplo: el lenguaje. El Trastorno Específico del Lenguaje (TEL) es uno de estos sucesos en la vida de los menores de edad que puede hacer que se sientan “disminuidos o inseguros al expresarse verbalmente, afectando así su autoestima” comentó Karla Anavalón, Directora de la Editorial Caligrafix, al sitio femenino Sonriemamá.

Este trastorno afecta la manera en la que los niños aprehenden el lenguaje, las palabras, la manera en la que éstos mencionan las cosas, a temprana edad todas nuevas para ellos. Sin embargo el TEL no está asociado a ninguna otra patología, no se basa en trastornos auditivos, intelectuales o motores.

Es indispensable que el TEL se trate a tiempo, ya que si se deja de lado puede traer problemas en el desarrollo de la adolescencia, llegando incluso a tener secuelas en la vida adulta.

“Es posible que afecte sus relaciones sociales , ya que podría tener dificultades para que sus pares entiendan lo que dice y para comprender las instrucciones en los juegos, lo que podría derivar en que se aparte del grupo”, argumenta Anavalón.

A pesar de los estudios e investigaciones de expertos no se ha logrado determinar una edad, en la que, el TEL, se manifieste. Sin embargo, con el paso del tiempo y a medida que el niño crece si se puede ir notando con mayor claridad.

Alguna de las maneras de notar este trastorno es, por ejemplo “cuando en el balbuceo, en las primeras palabras o cuando comienzan a armar frases” no existe una pertinencia en el lenguaje. Esto es a partir de los 2 años, cuando ya los indicios pasan a ser pruebas fidedignas de algún problema en el desarrollo del lenguaje, ya que según la experta, a esta edad los niños y niñas deben ser capaces de crear frases y comenzar a ampliar todo su vocabulario.

“Para detectarlo en el ámbito familiar es importante poner atención cuando uno no comprende lo que el niño dice, además de estar alerta al desarrollo que tienen otros niños de la misma edad. Los niños que presentan un TEL utilizan un vocabulario limitado, expresándose con escasas palabras, elaborando frases incorrectas, o utilizando erróneamente verbos o artículos. Les cuesta pronunciar algunos sonidos o los producen de distinta forma; simplifican reiteradamente palabras complejas, por ejemplo tato en vez de zapato, en edades en que ya no debiese ser tan común. Si usted tiene sospechas, debe acudir a un fonoaudiólogo para que lo evalúe y posteriormente planifique un plan de intervención”, explica la fonoaudióloga y académica de la Universidad de Chile, Daniela Rojas.

Por otro lado Karla Anavalón, especialista en educación primaria dice que “El aprendizaje puede verse afectado en distinto grado, dependiendo de la severidad del trastorno, en materias tanto emocional, social, como académicas. En el área académica se puede ver perjudicada la adquisición de la lectoescritura y la comprensión lectora, y por ende también todas las demás asignaturas, ya que el lenguaje, siendo una herramienta fundamental para poder pensar y procesar información, es el vehículo para el aprendizaje de todas ellas”.

En nuestro país el TEL se puede tratar a través de la educación y también del sistema de salud. Por el momento las alternativas se encuentran en los centros de educación especializada en lenguaje, los programas de integración escolar y el apoyo de especialistas del lenguaje.

A pesar de que el fonoaudiólogo es un profesional de cabecera en estos casos, también se podría necesitar del apoyo de otros especialistas, como educadores diferenciales, terapeutas ocupacionales y neurólogos.

“Las terapias van a depender de las características de cada niño y de su cuadro clínico. Cuanto más temprano se detecte el problema, mejor será el pronóstico de recuperación, debido a la mayor plasticidad cerebral en los primeros años de vida” señala Magdalena Muñoz, subdirectora de la carrera de Fonoaudiología de la Pontificia Universidad Católica de Chile.