“Análisis sin pretensiones de los cuicos chilenos. Este blog es para reírse, no para ponerse grave!” (sic) es la frase con que la ingeniera comercial Josefina Reutter (36) presenta “Cuicoterapia” , un espacio en la web que cada día gana tanto adeptos como detractores con sus análisis del mundo “cuico”.

En el sitio que reúne cerca de 500 mil visitas en sólo 5 meses, Josefina analiza detalladamente al “segmento acomodado” de la sociedad de chilena, describiendo sus aficiones, frustaciones, costumbres y características y hasta los clasifica según su verdadero “estatus” social y económico.

Por ejemplo, están los cuicos pernos, políticos, abajistas, supremo, progre, agrónomo, seduc, consolidado, las besi o mamás cuicas, las viejas cuicas y los caco, que son los “casi cuicos”.

Pero si bien algunos se lo toman con humor, otros han criticado duramente a Josefina e incluso la han calificado de “cara de nana” y “cara de rota”, entre otras cosas.

En una entrevista concedida al diario chileno The Clinic, la creadora del portal señala que existe una especie de resentimiento hacia los cuicos, lo que hace que éstos “estén tan suavecitos, moderados, y tratando de pasar piola”.

“Antes era súper mal visto en el mundo cuico ser pro gay, pro aborto, pro pastilla del día después, pro divorcio. Ahora para no parecer odiosos, los cuicos tratan de pasar piola y mostrarse más abiertos en esos temas. Pero al final la gente los odia igual. Porque son los que mueven los hilos, los que están en el poder. Hueviar a los cuicos es como una catarsis. Pero al cuico le resbala que le digan cuico culiao. Les da lo mismo”, indica.

Asimismo, la bloggera dijo al medio satírico que existen algunos mitos en torno a los “cuicos”, como que “son todos fachos, conservadores, ultra religiosos, cerrados, prepotentes, explotadores, miradores en menos. Básicamente, unos malditos”. Al respecto ella explicó que “Hay de esos, sí. Pero también hay muchos que no. También está el mito que todos los cuicos tienen mucha plata. Tienen sí, pero no todos son millonarios. Y además, no todos los millonarios o gente con plata es cuica. Hay gente que tiene muuucha plata, pero que no tiene un pelo de cuica. O hay viejas que no tienen ni cable, pero son lo más cuicas que hay”.

Otra creencia, según la autora, es que todos los cuicos hablan como si tuvieran “una papa en la boca”, pero ella es enfática en decir que no es así.

“Esa forma de hablar viene de una cosa más apatroná, más antigua, que tienen esa tsch (en vez de “ch”). Es muy difícil que un cuico progre(sista) hable con la papa en la boca, porque justamente trata de no parecer ni verse tan cuico”, recalca.

Al ser consultada en torno a “¿quiénes son de verdad cuicos?”, Josefina respondió: “Una persona que tiene clase, abolengo por decirlo de alguna manera, un cierto estilo de uso del lenguaje y ciertas costumbres. Pero lo más importante es la red de contactos. Una persona puede tener la misma cantidad de plata, haber estudiado en el mismo colegio, pero lo que te hace cuico es la red de contactos. Otro rasgo de los cuicos es la seguridad, que le da su estatus y que no se lo da su plata, sino que viene de su familia. Los cuicos no tienen esa tranca que tienen los aspiracionales. No son de aparentar”.

El mayor terror de un cuico

De acuerdo a Josefina, más que de las apariencias, los “cuicos” viven del “qué dirán” en su círculo. “El máximo terror de un cuico es no ser considerado cuico”, asegura.

“Muchos cuicos saben que hay ciertos códigos o leyes cuicas que no se pueden violar. Estar en el mundo cuico implica seguir esas leyes tácitas. Ningún cuico quiere salir de ese mundo, de esa red. Es casi una ofensa pa’ un cuico que alguien lo llegue a considerar ‘chulo’ o ‘rasca’ o ‘tres cuartos’, porque significaría no ser parte de esa ‘red’ tan especial. Por eso algunos cuicos sufren con sus ‘parientes pobres’, porque otros cuicos pueden pensar que son ‘ahí no más’. Es una estupidez lo que te voy a decir, pero para los cuicos es súper difícil ser libre. O sea, ser cuico te quita libertad“, afirma, añadiendo que “en el fondo, tenís que respetar una serie de códigos, porque te importa mucho ser cuico, entonces te cuesta mucho hacer cosas del mainstream. El cuico odia que las cosas se popularicen. No podís guatear”

En este sentido, un “cuico” de tomo y lomo “jamás iría a una parrillada bailable. No está en su mente esa forma de pasarlo bien. La cosa como gozadora extrema no va con el cuico. No les gusta las cosas masivas, salvo que vayai al Bicentenario o al circo que se puso en Lo Barnechea. Para los cuicos es rasca lavarse los dientes en la oficina. Es como cerdo. A las cuicas les gusta ir a todos estos bazares que se hacen a la cresta, como el de CasaCor o de la Factoría, en Barrio Italia, donde está la cuica vendiendo sus decoraciones y como tienen sus contactos es fácil que les vaya bien. Otra cosa rasca es que en las piezas de los cabros chicos tengan la decoración Disney con el Mickey Mouse, pero Sarah Kay es distinta. Es que Disney es tan de gran tienda, que es muy no. Los cuicos, en general, no hacen cosas que haría el rasquerío. Es muy anticuica la bebida no light. Los cuicos son de cuidarse”.

Palabras cuicas

Según Josefina, por definición las personas de este ‘segmento’ dicen cosas como “Me muero” para referirse a algo positivo, y suelen exagerar todo por eso dicen cosas como “demasiado”, “te pasaste” o “un millón” en lugar de “gracias” y no usan palabras como “colocar”, “fallecer”, “bebé”, porque son muy formales.

La explicación a esto último, de acuerdo a la ingeniera, es que “!la gente más aspiracional cree que por hablar bien formal se sube el pelo, entonces hablan con palabras muy de diccionario, lo cual lo único que consiguen es que los cuicos los detecten como nocuicos o siúticos. Los cuicos no usan palabras formales casi nunca, hablan mucho más coloquial que cualquiera. Por eso prenden las alarmas cuando alguien usa esas palabras tan correctas”.

Cabe destacar que los artículos más exitosos de “Cuicoterapia” incluyen descripciones de cada tipo de cuico, además de otros artículos dedicados a los pasatiempos y lugares frecuentado por estas personas.