¿Qué hacer cuando el cuerpo muerto de una ballena azul de más de 180 toneladas y que no para de hincharse, amenaza con explotar regando sus descompuestas entrañas por todo un pueblo?

Esa es la inusual pregunta que tuvieron que responderse los desconcertados residentes de un pueblo de pescadores en Canadá, que no sabían cómo lidiar con la carcasa de esta criatura de 25 metros de largo que apareció la semana pasada en las costas de Trout River, en el estado oriental de Terranova.

El interés mundial se incrementó a lo largo de los días y un sitio web con un irónico nombre (hasthewhaleexplodedyet.com, que puede traducirse como “¿explotó la ballena ya?”) informaba sobre el destino de los apestosos restos de la ballena, que en su punto álgido llegó a hincharse a más del doble de su tamaño normal debido a la producción de gas metano en su interior.

Pero el periodista canadiense Don Bradshaw, citado como fuente por el sitio web, escribió una serie de tuits este viernes que registran un proceso de deshinchamiento: “Lamento decepcionar a los que esperaban que la ballena explotara”, informó, publicando fotos de la ballena desinflada. “Parece que no va a ocurrir. La hinchazón está bajando”.

El problema del cuerpo en descomposición persiste, no obstante, pero aún luego de que se resuelva este problema, la historia de la ballena hinchada quedará en el anecdotario costumbrista de los habitantes de Trout River.

La autoridad del pueblo, Emily Butler, había dicho a la AFP el martes que existía una grave preocupación de que la ballena explotara; autoridades federales recomendaron a los residentes que no intentaran devolverla al mar porque podía amenazar a los navíos y una comisión del Museo Real de Ontario en Toronto anunció que se dirigía al pueblo para retirar el cuerpo.

Los únicos contentos con la apestosa visita fueron los científicos, que consideraron el infortunio una excelente oportunidad para estudiar al gigante marino.

“Las ballenas azules son uno de los animales más grandes que hayan vivido jamás en la tierra”, dijo la ministra de Pesca, Gail Shea. “Hay menos de 250 ejemplares adultos de ballenas azules en el noroeste atlántico. La posibilidad de preservar, estudiar y examinar dos esqueletos es una oportunidad única en la vida”.

Otra ballena azul encalló cerca del poblado cercano de Rocky Harbour y también será retirada por el equipo de expertos, informó la funcionaria.