Escuchar hablar de suerte o maleficios en el deporte se ha convertido en el último tiempo de una práctica normal, sobre todo cuando el rendimiento no alcanza para conseguir un triunfo en un partido o para justificar no conseguir un torneo o campeonato.

En el mundo del fútbol, hechos puntuales parecieran argumentar de cierto modo una maldición, o simple coincidencia.

Como sea, a continuación recordamos cinco casos en los cuales la “maldición” toma más forma que nunca y evita triunfos y consagraciones.

1- La promesa incumplida a la Virgen

La historia cuenta que el seleccionado argentino, comandando por Diego Armando Maradona acudió en a la Virgen de Copacabana del Abra de Punta Corral en Tilcara, Jujuy, antes de viajar a tierras aztecas a disputar el mundial de México 1986.

Los dirigidos por Carlos Bilardo hicieron una promesa: volver con la Copa. Sin embargo, tras una gran actuación que les permitió consagrarse campeones, el conjunto trasandino no regresó a cumplir su parte “del trato”.

¿Consecuencia?: Argentina no ha vuelto a coronarse campeón mundial. A pesar de contar con grandes jugadores. En 1990 perdieron la final, y de ahí en más no han podido superar los cuartos de final.

De hecho, la prensa trasandina asegura que hasta AFA envió un “representante” a saldar la deuda, pero el párroco indicó que debe ser el plantel y el entrenador quienes deben volver.

2- La Maldición Naranja

Si se trata de buscar una selección que sea referente del buen juego y trato de balón, es la selección holandesa, sobre todo en la década de los 70′, donde la “naranja mecánica” corría con el favoritismo en todo el orbe.

Sin embargo, tanto en 1974 como en 1978 quedaron cortos en su objetivo, perdiendo la final. Años más tarde regresaron a disputar la copa, pero en 2010 nuevamente cayeron ante España.

3- Copa Confederaciones sí, Mundial no.

Desde que se creó este torneo de selecciones en 1992, que en primer turno se realizaba cada 2 años y desde el 2005 se modificó y estableció como antesala de la Copa del Mundo disputándose en el mismo país anfitrión, ningún país que se consagró en el campeonato de “preparación” pudo repetir en el mundial.

Por lo anterior, muchos dicen que la Copa Confederaciones está “maldita”.

4- La “Mufa” de Nike

En la previa del mundial 2010 disputado en Sudáfrica, la empresa multinacional de artículos deportivos Nike creó un gran spot publicitario donde aparecían sus principales rostros que participarían en la cita planetaria.

La trama del comercial mostraba como los jugadores se imaginaban la reacción en sus países tras anotar el gol de triunfo, o evitarlo, sin embargo, quienes fueron protagonistas del video dejaron mucho que desear en el primer mundial disputado en tierras africanas.

Cristiano Ronaldo y Portugal quedaron en el camino en octavos de final. Misma suerte corrió Inglaterra de Wayne Rooney. La Francia de Ribery fracasó rotundamente al quedar última en su grupo de primera ronda, al igual que Fabio Cannavaro e Italia.

Por su parte, los jugadores españoles, que “apenas” se divisan en el comercial leyendo el diario, se consagraron campeones por primera vez en la historia de España.

5- Cualquier color menos verde

En Francia 1998, Chile volvía a una cita mundialista tras 16 años. Luego de un polémico empate 2-2 frente a Italia en el partido inaugural, la escuadra de Nelson Acosta se enfrentaba a Austria.

El portero de aquella ocasión, Nelson Tapia, tenía una premisa particular, atajar con cualquier color de camiseta, menos, verde.

Cosas del destino, presagio, o lo que fuese, al momento de afrontar el duelo la única camiseta disponible era una de color verde, por lo que no quedó otra que utilizarla.

Ante 30 mil personas, en el Stade Geoffroy-Guichard, de Saint-Étienne, Chile comenzaba a ganar al minuto 70 con gol de cabeza de Marcelo Salas.

Pasaron los minutos y todo parecía indicar que la “maldición” no tendría efecto. Sin embargo, al minuto 90 Vastic toma una pelota al borde del área y la clava en un ángulo, imposible para Tapia.

Fin del encuentro, 1-1 y la “maldición” que tomó más peso que nunca.