Molestia y preocupación existe entre los diputados, ante el inminente fin de una especie de administradora de fondos, que ha permitido a parlamentarios que no fueron reelectos, embolsarse hasta $50 millones como indemnización.

El fondo existe desde 2008 y estaba integrado por 110 diputados que mes a mes aportaban cerca de $350 mil. Ante los cuestionamientos, algunos parlamentarios decidieron abandonar el fondo, desestabilizando su funcionamiento, que requiere de al menos 100 integrantes para ser rentable.

Entre los más perjudicados está el diputado Guillermo Ceroni, uno de los fundadores del sistema, quien perderá cerca de $18 millones, es decir, sólo recuperará el 40% de su inversión de $28 millones.

El parlamentario responsabilizó a la prensa de darle un carácter de “privilegio” al fondo, lo que descartó y calificó como un acto “solidario” con quienes dejan el Congreso.

La denominada “cutufa parlamentaria”, encabezada por Jorge Ulloa (UDI) José Miguel Ortiz (DC), Enrique Jaramillo (PPD) y Germán Becker (RN). El fondo, que alcanzó cerca de $1100 millones, era administrado por una entidad bancaria e invertido en fondos mutuos.

El presidente de la entidad, Marco Antonio Núñez, defendió el sistema y lo destacó como un asunto voluntario y privado de los parlamentarios.

La versión ha sido desmentida por diputados que ingresaron recientemente al Congreso, quienes aseguran que se les descontó un monto de su sueldo sin haber sido consultados.

Es el caso del diputado René Saffirio, quien amenazó al secretario de la Cámara, Miguel Landeros, con presentar un recurso de protección si no le eran restituidos los $350 mil a su dieta parlamentaria, tras la negativa del funcionario.