La moda es sin duda una herramienta que permite mostrarnos al mundo y transmitir un discurso. Asimismo, muchas de las prendas icónicas de la industria han sido revolucionarias para la época en la cual se crearon.

Así es el caso de la minifalda, tan usada en la actualidad. Nacida durante los años sesenta fue un fenómeno juvenil que marcó un hito y sigue impresionando.

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Durante la década más revolucionaria del siglo pasado, Mary Quant lanzó una prenda que cambiaría la forma de vestir para muchas mujeres.

Desde su boutique Bazaar de King´s Road, como afirma el libro Décadas de Moda, se presentó la minifalda y desde entonces nada pudo detenerla. “Los bajos de los vestidos iban subiendo imparablemente. En 1983, The Times publicó por entregas el libro de la comerciante Babara Hulanicki titulado From A to Biba. En él decía, ‘cada semana pensaba que no podríamos acortar más las prendas, pero por arte de magia siempre desaparecían unos centímetros’”, consigna el libro.

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Libertad femenina

La creación de esta prenda vino de la inspiración por parte de una bailarina de ballet, la que llamó la atención de Mary Quant.

“Una vez, escuché la música que venía de al lado y cuando me asomé vi una clase de zapateo y en el medio de la habitación, una chica un par de años mayor que yo, que reflejaba todo lo que yo quería ser”, manifestó Mary Quant a la revista The Week, como cita la cadena británica BBC.

“Tenía puesta una falda corta plisada de unos 25 cms. de largo, con un ajustado suéter negro, medias negras y un corte de pelo bob. Lo que me sorprendió fue cómo toda su apariencia se enfocaba en lo que tenía en sus pies: un par de calcetines blancos y un par de zapatos de zapateo con correas en los tobillos… Desde ese día quedé fascinada con esa hermosa imagen de piernas y los tobillos”, señala.

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Pero esa no fue la única inspiración, la denominación de la famosa prenda viene del auto favorito de Mary Quant, el Mini Cooper.

“El miniauto combinaba perfecto con la minifalda; hacía todo lo que uno quería, se veía genial, era optimista, exuberante, joven, coqueto… todo en su justa medida”, sentenció Mary Quant en el documental Mary Quant, Mini Cooper, Minifalda.

Sin duda, la minifalda marcó un antes y un después en la industria de la moda y en la cultura. Catalogada como signo de rebeldía de los sesenta, la ‘mini’ ya estaba siendo utilizada desde antes por algunas mujeres que practicaban deportes, pero no fue hasta que Mary Quant comenzó a venderlas que las féminas de la época se atrevieron a acortar sus faldas hasta el límite.

“La minifalda fue un fenómeno extraordinario y tuvo un gran impacto ya que era parte de la cultura juvenil emergente de la década de 1960″, comenta a la BBC, Valerie Steele, directora y curadora en jefe del museo del Fashion Institute of Technology de Nueva York.

“Fue en gran medida una expresión de esa cultura de los jóvenes y del inicio del movimiento de liberación sexual que trajo la invención de la píldora anticonceptiva. Fue como un momento histórico”, añade Steele.

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El conservadurismo como detractor

La liberación femenina a través de la minifalda contrastaba con los vestidos estilo New Look de los años cincuenta, que mantenía a las mujeres presas entre las telas.

Sin embargo, aunque entre las adolescentes la minifalda tuvo una enorme aceptación, posicionándola como un símbolo de la juventud, entre la sociedad conservadora fue bastante mal recibida.

“Los hombres de negocios golpeaban la vitrina y gritaban: ‘Es obsceno, es desagradable’. Extraordinario, ¿no?”, comentó Mary Quant en una entrevista con la revista Vogue británica.

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La ‘mini’ tuvo varios detractores, no sólo la sociedad conservadora de la post guerra, sino también algunos íconos de la moda. Coco Chanel la detestaba y la clasificó de horrenda.

“Desde los 30 hasta los 50, se desarrolló una actitud cada vez más conservadora. La cultura juvenil de la década de 1960 rompió dramáticamente con eso, a pesar de que tenía sus raíces en la década de 1950″, razona Valerie.

Sin embargo, la popularidad de la minifalda no se vio mermada, la misma Jacqueline Kennedy utilizó un vestido blanco y muy corto para su boda con Aristóteles Onassis en 1968.

Por otro lado, figuras como Twiggy, adoptaron las minifaldas como parte de su identidad. Tan arraigada en nuestra sociedad y armario, que es casi imposible que alguna vez no hayas usado una mini o acortado el largo de tus vestidos.