Mujer, no uses esa falda tan corta, junta las piernas al sentarte, péinate y arréglate la cara, que no queremos saber que anoche trabajaste hasta tarde o te quedaste cuidando a tu hijo que no te dejó dormir.

Mujer, no digas groserías. No emitas tu opinión, no hables cosas feas. Escribe correctamente y réstate de las discusiones grandes, porque esas están reservadas para los líderes, esos que se fuman un cigarro y hablan de política después de la comida; esos que leen a Focault y lideran el país.

Mujer, no sientas placer. Tener sexo y -peor aún disfrutarlo-, no te corresponde. Olvídate de comentar este tema, de tocarte, de descubrirte, de quedarte inmersa en la sensación efímera de un orgasmo. No veas porno, no te preguntes cómo hacerlo mejor o cómo poder darte sensaciones exquisitas naturales de cada ser humano.

Mujer, tener hijos es un deber. La maternidad no se posterga, en algún momento tiene que llegar. No por nada las isapres te castigan por el sólo hecho de tener útero, sino, no habría otro fin. Y si por esos pecados de la vida engendras sin querer, carga con ello como un castigo, porque son otros los que te prohíben decidir por tu propio cuerpo. Acá no tienes ningún derecho sobre él, porque eres mujer.

Mujer, si trabajas y crías, que el empleo sea a medio tiempo. Porque es tu obligación ser una buena madre, estar ahí en cada momento, vivir pendiente de tus hijos y evitar desarrollarte profesionalmente.

Mujer, cultiva una linda figura. El éxito pasa por cómo te ves, así que prívate del pastel, de las papas fritas, de los helados y las hamburguesas grasientas. También evita emborracharte, porque eso no es de señoritas. Debes verte siempre impecable, mientras más escultural, más bonita.

Son pocas las atrevidas; son muchos los dedos que las apuntan con firmeza.

Por eso, mujer, olvídate de todo lo que leíste antes. Olvida las restricciones, los patrones de comportamiento, las obligaciones inherentes al hecho de ser mujer que la sociedad nos ha impuesto. Este es un mundo de hombres, y eso nos ha dicho la sociedad por mucho tiempo. Sin embargo, no tenemos por qué hacerle caso a la sociedad.

Mujer, nunca sientas culpa por lo que hagas, por lo que decidas. Esa arma de alta potencia para controlar nuestros impulsos no debe surtir efecto en nosotras.

Por eso mujer, usa minifalda, decide tu maternidad, cultívate y nutre tu inteligencia. Ama a tus hijos y dale lo que más puedas de ti en la medida que sea posible. Disfruta de los placeres, del sexo, de la comida; disfruta de las cosas que la naturaleza nos regala.

Pero por sobre todo, mujer, ama. Ama, siente, vive, sé feliz. Que nadie te niegue esa posibilidad. Que no existan culpas, que no haya ninguna restricción. Porque tú eres la que forja su destino, y no debes dejar que nadie decida por ti.

Feliz día, mujeres.