Esta columna está basada en la reciente Encuesta Nacional de La Cosa Nostra, que desde ahora será mensual. Haremos uso de ciertas herramientas de análisis de datos para profundizar en los resultados de posibles candidatos presidenciables más allá de las demostraciones de fuerza numérica de los aspirantes, aunque no dejaremos de referir a esto. De hecho, por allí comenzaremos.

En noviembre del año 2023 Evelyn Matthei nos aparecía duplicando a Kast. En nuestra última encuesta, cuyo trabajo de campo terminó hace dos semanas, el resultado es más abultado en favor de la candidata, obteniendo casi tres veces la votación de su rival por derecha.

En ese tiempo mostramos que Matthei era la única candidata que rompía cercos ideológicos y obtenía votos no solo desde la derecha. La situación actual es abrumadora en su favor, sin embargo, no se ve a la derecha muy convencida de apoyarla con decisión y abundan los remilgos.

Otras encuestas dan resultados muy diferentes.

Hace una semana, Cadem señalaba que Matthei ni siquiera duplicaba a Kast, en una pregunta de respuesta espontánea. A nuestro juicio es un grave error plantear de ese modo la pregunta. Una premisa del diseño de cuestionarios es la necesaria homología formal entre fenómeno e instrumento investigativo. En este caso, entre elecciones presidenciales y el cuestionario. Es por ello que nosotros diseñamos unas primarias y luego de elegir en qué primaria votar, la persona encuestada debe definir por quién en concreto.

En una eventual de la derecha el escenario es de un dominio total de Matthei con un 64% de las preferencias dentro de esa primaria.

Si observamos los resultados a nivel general, los principales candidatos están lejos de Matthei: Bachelet está en la mitad y el resto de los candidatos asociables a la izquierda obtienen menos de un tercio o menos de un cuarto. Que Matthei y Bachelet sean las más competitivas, retomando (pero al revés) un escenario como el de 2013, marca la debilidad del gobierno desde el punto de vista de su coalición. Y marca además el fracaso de los intentos de salida de la crisis política e institucional que ya suma trece años y contando.

La debilidad de la coalición gobierno

Hay dos ministras con puntajes discretos, pero cuya suma da cierta presencia si sumamos a un diputado muy cercano al Presidente Boric. Aun así (y considerando que la suma de candidatos de gobierno es bajísima) es difícil interpretar a Carolina Tohá como parte del gobierno, incluso siendo la líder del Ministerio de Interior. Haberla elegido para tal cargo fue un proceso de estabilización urgente ante un fracaso resonante en la cartera.

Tohá, entonces, es indudablemente del sector, es parte del gobierno, pero quienes políticamente deben defender el legado de este gobierno son el Frente Amplio y el Partido Comunista. Y al respecto sus candidatos están en tercer y cuarto lugar solo contando a la izquierda.

La ministra Camila Vallejo y el diputado Gonzalo Winter no son competitivos con Matthei, ni con Bachelet, ni con Kast e incluso no son competitivos con Carolina Tohá.

Esto es importante. Los líderes de esa generación fueron -en los últimos años los políticos- mejor evaluados de modo sistemático (uso los datos comparados del Centro de Estudios Públicos, que tiene mediciones constantes por décadas), pero eso ha dejado de ocurrir.

La siguiente es la tabla resumen de los resultados:

*Nota: esta tabla es más extensa, pero nos concentramos en aquellos candidatos que marcaron más de 5 puntos porcentuales.

¿Qué sabemos de estas preferencias?

1. En primer lugar sabemos que ha cambiado muchísimo la valoración de la riqueza, en proporciones sorprendentes. Si en algún momento, la opinión de que la riqueza era resultado de alguna clase de abuso llegó a ser opinión mayoritaria, e incluso pudo arribar hace una década y más hasta cifras de 60%, hoy la situación es completamente inversa.

Nunca antes en nuestras mediciones (desde 2004) la validación de la riqueza como resultado del mérito había llegado a los 62% que tiene hoy. La distancia respecto a la sociedad que criticó el lucro es total. Esto cambia totalmente el ecosistema.

¿Tiene un discurso político este gobierno para este cambio? No lo tiene.

Como un Hamlet hedonista, este gobierno mira la calavera y no se pregunta (eso requeriría profundidad) “ser o no ser”. Simplemente mira la calavera (ya colorida y aceptada) y en una transmisión de Instagram vocifera cual si fuera un proyecto político: “¡ser y no ser!”, apelando así a todo a la vez, sin distinción, sin criterio alguno, otorgando a la suma de las contradicciones carta de ciudadanía.

2. En segundo lugar, sabemos que el valor de la Igualdad vuelve a ser el más importante (dándole un respiro a la izquierda), pero supera por muy poco a Orden. Este último valor había tomado la delantera durante casi dos años (desde 2022) luego de casi quince años de estar fuera del primer lugar (antes de eso siempre estuvo en el primer lugar).

Este respiro para la izquierda es bastante relativo, ya que un análisis estructural de los datos muestra que en rigor el valor de la igualdad no es capaz de dialogar con otros valores, y, por tanto, se queda convertido en un nicho grande. Si la nueva izquierda quería ganar la batalla cultural, su situación es exactamente la contraria: tiene peso político (para un segundo lugar), pero no tiene capacidad de competir en la ‘guerra de los dioses’ (concepto de Max Weber para referir al conflicto entre valores en la sociedad).

3. En tercer lugar, sabemos que el escenario propicio para la derecha es estructural, pero que ya no lo es para la ultraderecha. Ese grupo, a partir de los datos de las últimas mediciones que hemos hecho, está debilitado. Habría que esperar más bien la influencia de factores externos (la posible gravitación de Milei por ejemplo) para poder llegar a considerar de nuevo a Kast y sus semejantes como jugadores relevantes.

Hemos analizado los datos presidenciales a partir de un análisis factorial. Es una técnica que sitúa en un espacio a los objetos medidos, en este caso, a los candidatos. El factorial está hecho con muchas variables, siendo muy influyentes en su construcción la evaluación de los anteriores Presidentes de la República.

Eje izquierda-derecha, y el eje “concertacionista”

Esto nos permite dirimir que matemáticamente se forman dos ejes (que son las líneas del gráfico). Un eje es bastante convencional, el eje izquierda y derecha. Lo interesante (para todos quienes dicen que no es relevante hoy ese eje) es que se da simplemente a partir del movimiento de otros datos, es un resultado matemático, no una imputación del investigador. El eje va desde Boric a Pinochet. Los vemos a continuación:

Eje izquierda - derecha

El segundo eje es más interesante. También se produce espontáneamente a partir de los datos, es nuevamente un resultado matemático, no inducido. A este eje lo llamaremos “eje concertacionista” ya que nos ordena los casos según su nivel de concertacionismo. Es muy notable que este sea el eje, más allá de la izquierda y la derecha, que más ordena el sistema en la actualidad. El Presidente menos ‘concertacionista’ sería Allende y el más concertacionista sería Aylwin. Vemos el orden a continuación.

Eje concertacionista

Esto básicamente significa que nuestro sistema político está marcado principalmente por el eje izquierda y derecha (como en casi todos los países). Pero además está marcado por el nivel de concertacionismo que parecería describir una cierta orientación a la gobernabilidad y al camino paulatino a la hora de hacer reformas (solo podemos interpretarlo sin mayor certeza porque de la matemática no emerge una definición).

Es interesante que las dos candidatas más fuertes, Matthei y Bachelet, ocupen prácticamente la misma posición en este eje. Es decir, serían prácticamente iguales en el nivel de concertacionismo de su conducta, aunque sean opuestas en el eje izquierda y derecha.

Se aprecia en el siguiente gráfico, donde además se revela que Tohá y Winter no marcan una diferencia posicional respecto a Bachelet; situación semejante entre Kast y Kaiser, que ocupan prácticamente el mismo espacio.

La Concertación: el aire que respiramos

Rincón, Parisi, Vallejo y en menor medida Orrego parecen estar relativamente fuera de las líneas en las que se enmarcan las mayores votaciones, quedando en una posición de relativo aislamiento, siendo menos severo en Orrego y en parte en Vallejo.

La encuesta que se realizó recientemente (puede usted conocer el informe a prensa solicitándola a elpoderimporta@gmail.com) tiene muchísimo material, pero nos parece destacable que ninguna fuerza política después de la Concertación logró estructurar un eje duradero.

Hace dos años el Frente Amplio sí construía un eje que podríamos denominar ‘grandes transformaciones’ versus ‘volver al pasado’ (con Kast) y ello articulaba parte del sistema político. Pero hemos vuelto a las dinámicas donde la forma de vida política que marcó la Concertación es parte importante del aire que respiramos.