Algunas operaciones petrolíferas o de extracción de gas que implican la inyección de agua subterránea pueden causar terremotos, señaló el pasado viernes un informe científico en Estados Unidos.

El análisis del Consejo Nacional de Investigación de Estados Unidos encontró que el riesgo sísmico más significativo está relacionado con la inyección secundaria de aguas residuales en el subsuelo para extraer los restos de hidrocarburos de un yacimiento de petróleo.

Además, una técnica llamada Captura y Almacenamiento de Carbono (CCS, por su sigla en inglés), “puede potencialmente inducir grandes eventos sísmicos”, dijo el informe.

Sin embargo, la fractura hidráulica, una técnica para permitir o aumentar la extracción de gas y petróleo del subsuelo, no es según el estudio un factor de riesgo de temblores lo suficientemente fuerte como para ser percibidos por la gente.

“El proceso de fractura hidráulica tal como se aplica actualmente para la recuperación de gas de esquisto no representa un alto riesgo de inducción de eventos sísmicos que se puedan percibir”, indicó.

Hay 35 mil pozos de gas de esquisto en Estados Unidos actualmente, y sólo se registró un caso en el mundo en el que la fractura hidráulica de gas de esquisto se confirmó como causante de terremotos en áreas cercanas.

Ese caso fue en el área de Blackpool, en Inglaterra, en 2011. La fractura hidráulica provocó un sismo de magnitud 2,3 en abril y otro de magnitud 1,5 en mayo, esgrime la indagación.

“La actividad humana, incluyendo la inyección y extracción de fluidos de la Tierra, puede inducir a eventos sísmicos”, dijo el informe.

“Si bien la gran mayoría de estos eventos tienen intensidades inferiores a las que pueden ser percibidas por las personas que viven directamente en el sitio de la inyección de fluido o de extracción, existe un potencial para que se produzcan sismos importantes que pueden percibirse y causar daño y preocupación pública”, agrega.

Un factor clave en el potencial para causar un terremoto parece estar relacionado con el equilibrio entre el líquido introducido en el subsuelo y el que luego es retirado, y las tecnologías que controlan este equilibrio son las mejores, explicó.

Mientras que la técnica de CCS consiste en inyectar grandes volúmenes de líquido para un almacenamiento prolongado y puede causar grandes terremotos, no hay proyectos de gran escala en marcha, por lo que el riesgo real es difícil de evaluar.

“No existe suficiente información para comprender este potencial porque no hay proyectos a gran escala de CCS que estén en funcionamiento. Se necesita más investigación sobre el potencial de sismicidad inducida en gran escala de proyectos de CCS”, señaló el informe.