A propósito del caso judicial sobre las responsabilidades de las autoridades de turno en el caso Tsunami del 27 F, las cuales deben ser clarificadas por los tribunales de justicia, me parece patético la utilización política entre el bloque de gobierno y la oposición, que parecen estar en guerra desatada.

He dicho una y otra vez en mis artículos que considero una falta de respeto hacia las familias involucradas en esta tragedia, quienes perdieron a sus seres queridos y resultaron damnificados.

Y más allá de la rotería de nuestros políticos, hay una grave falta a la ética y a la moral por parte de éstos, quienes saben que están en un largo periodo electoral de 2 años en el cual están utilizando este caso judicial, con el afán de obtener dividendos políticos.

Aclaro por mi parte, que no es una crítica fácil a nuestras autoridades, sino que es el resultado de sus conductas en estos últimos años, y que tiene a la ciudadanía decepcionada y cansada de no ver un cambio que denote interés por atraer a la gente con hechos concretos.

Para complementar las consecuencias del terremoto y maremoto del 2010, quiero recordar una entrevista que hice al fallecido y destacado geólogo de la Universidad de Concepción, Don Adriano Cecioni.

Él desde principios de la década de los 90 afirmó que las costas del la región del Bío-Bío estaban expuestas a un terremoto de gran magnitud, y posterior tsunami. Aquella vez, me comentó que la provincia de Concepción iba ser la zona donde el megasismo se iba a sentir con mayor intensidad, y que el epicentro iba a estar frente a sus costas, nombrando la comuna de Cobquecura, por cierto.

Relataba aquella vez, que sus argumentos se basaban en parte por la acumulación de energía en el sector, y porque el último evento de esta envergadura había ocurrido hace más de 150 años. Las palabras de Cecioni eran un llamado a las autoridades de aquel entonces, a preparar a la ciudadanía ante una catástrofe y diseñar planes de evacuación en las zonas costeras.

Simplemente era una voz de alerta de un experto, de un profesional de excelencia, que también pronosticaba un terremoto en el norte grande de Chile, cosa que aún no sucede, pero que todos los sismólogos chilenos advierten.

Pero como todos saben estamos en Chile, es decir, se toman medidas después de una catástrofe y donde todos son generales después de la batalla.

Por ello, me indigna que el caso tsunami se manosee tan libremente por todos los sectores políticos. En el caso del 27 F del 2010, sea el Gobierno que hubiese estado de turno, la negligencia hubiese sido la misma. La autoridad no estaba preparada para este desastre natural. No lo están para una lluvia en Santiago, donde a la más mínima gotera, colapsan calles, pasos bajo nivel, etc.

Reitero una vez más: chilenos no son tontos. La gente sabe y comprende que gran parte del espectro político aprovecha para obtener dividendos políticos, las tragedias que ocurren en nuestro país.

Cito algunos ejemplos.

- Rescate de los 33 mineros.

- Tragedia de Juan Fernández.

- El incendio en la cárcel de San Miguel, donde fallecieron 81 reos.

- Caso Aysén.

Con preocupación veo que el resultado del mal desempeño de nuestras autoridades es deplorable, porque se vive un clima donde el descontento social es importante, donde falta de credibilidad se acrecienta y donde no existe una voluntad política de todos los sectores por escuchar a la gente. No hay claridad de cuál es el destino actual del país.

Lo anterior se grafica con el 31% de aprobación que tiene la alianza por Chile y la Concertación, con el 24% de apoyo a la gestión del Presidente Piñera. Es decir, un 69% de la ciudadanía muestra su desagrado ante el actual panorama. A más de alguno le recuerda a la Unidad Popular.

Quizás una de las soluciones para que cambie esta situación, es que jubilen algunos rostros apernados que son representantes de la confrontación, y que velan por sus propios intereses personales por sobre la estabilidad de un país.

Chile merece una renovación de la clase política. Es un clamor de la mayoría de la población.

Víctor Huidobro es periodista. Vive en Santiago y escribe regularmente en su blog, El Nada Serio. Tiene su cuenta de Twitter en @elnadaserio