El terremoto que afectó el domingo pasado a la provincia de Van (este de Turquía) dejó 601 muertos, cinco más que el balance anterior, anunció este domingo la célula de emergencias del primer ministro.

Por lo menos 4.150 personas resultaron heridas en el sismo de una magnitud de 7,2 que causó 601 víctimas fatales, según el último informe publicado en el sitio web de la célula de emergencias.

Este movimiento telúrico destruyó numerosas viviendas en las ciudades y aldeas de esta provincia, que se encuentra cerca de Irán.

Tan solo en la ciudad de Van, la capital regional, más de 5.000 edificios se derrumbaron, provocando una nueva polémica sobre la falta de respeto de las normas antisísmicas y la honestidad de los constructores.

En total, 231 personas fueron rescatadas con vida de los escombros, anunció el sábado el viceprimer ministro, Besir Atalay.

El viernes, un niño de 12 años fue sacado con vida de los escombros, 108 horas después del sismo.

Las operaciones de búsqueda estaban a punto de terminar, pues las probabilidades de encontrar supervivientes eran ínfimas, precisó el sábado Atalay.

Sin embargo, el fin de los trabajos de los equipos de socorro no había sido anunciado oficialmente el domingo, poco antes del mediodía.

Ante esta catástrofe, una de las peores vividas por Turquía desde 1999, cuando dos fuertes sismos dejaron unos 20.000 muertos en el noroeste, las autoridades aceptaron las ofertas de ayuda humanitaria de una docena de países.

Esta asistencia llegó fundamentalmente de Israel y Armenia, dos Estados con los cuales Turquía tiene relaciones difíciles.

Estados Unidos también envió ayuda humanitaria a su aliado turco en la OTAN.