A lo que va del año, en Chile ya se han realizado tres procesos eleccionarios -faltan dos más para este 2021- lo que ha generado gran cantidad de desechos de material de campaña, como las famosas “palomas” que se instalan en las calles.

Un grupo de estudiantes de la Universidad Finis Terrae vio la potencialidad que podía tener este material y se organizó para conseguir estas “palomas” con un municipio para convertirlas en la materia prima para confeccionar casas para perros abandonados.

Así nació “Asufinis por las Patitas”, una iniciativa liderada por alumnos y egresados voluntarios de la U. Finis Terrae que tiene por objetivo crear conciencia animal y medioambiental.

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A partir de mayo de este año comenzó el proceso de armado de las casas, el cual se detuvo tras el inicio de las cuarentenas en la Región Metropolitana, y que ya está pronto a alcanzar la meta.

El proyecto es una iniciativa apoyada por el programa de Acción Social de la Universidad (ASUFINIS), que contribuye a la formación integral de los alumnos. Está integrado por jóvenes con diversos intereses, pero con la meta común de hacer algo por el prójimo, generando un cambio positivo en sus vidas, Chile y el mundo.

“Esperamos que con este tipo de voluntariados los estudiantes tengan una experiencia de conocer otras realidades, de poder contribuir hacia un cambio positivo y que los inspire y motive a sacar lo mejor de sí mismos”, explica Isidora Valdés, coordinadora de ASUFINIS.

Valdés agrega que este voluntariado en particular tiene un foco en los animales y en el reciclaje. “Hoy en día son temáticas que no queremos dejar de lado porque es relevante tener consciencia del planeta, en especial con el calentamiento global, y por otro lado la consciencia animal de cuidar de aquellos que también lo están pasando mal en el invierno”, dice la coordinadora.

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Un nuevo uso

Tras un acuerdo con la Municipalidad de La Granja, los jóvenes de Asufinis recopilaron 200 “palomas electorales”, cuyas estructuras de madera han servido para armar estructuras de 100 cm. x 100 cm, con una altura de 90 cm a 70 cm. El resultado es una casa que puede acoger y proteger hasta tres perros en su interior.

Estas construcciones serán donadas a la Fundación Refugio de Animales MatPet, que alberga alrededor de 425 perros durante el año.

“El trabajo ha sido una grata experiencia. Toda la idea vino desde una preocupación por los animales abandonados que lo están pasando mal, en especial por el invierno y han sido los mismos estudiantes que comenzaron a pensar en la logística, conseguirse las palomas para reciclar y usar ese material que termina en la basura, y hacer algo productivo y útil. El diseño y la construcción también ha sido pensado por los voluntarios, quienes fueron usando sus conocimientos para lograr una vivienda sólida, amplia y duradera”, cuenta Isidora Valdés.

Además, los residuos sobrantes de estas construcciones serán convertidos en juguetes de madera para niños por parte de estudiantes de la Escuela de Diseño de la U. Finis Terrae, que serán donados a otra fundación.