Así como en Chile existen antiquísimas leyendas como las serpientes Treng Treng y Kai Kai Vilu o la Pincoya y el Trauco, en otras latitudes del mundo pasa lo mismo. Así fue como hace más de 800 años de antigüedad nació la historia de el hombre arrojado al pozo o “hombre del pozo” en Noruega.
Y aunque todo parecía ser nada más que un invención, un grupo de científicos logró comprobar que la historia era cierta.
La leyenda, que fue relatada en la Saga de Sverre, cuenta una incursión militar ocurrida en 1197 donde se invade el castillo de Sverresborg, cerca de Trondheim. Ahí, en un extracto casi imperceptible, se relata cómo un hombre sin identificar es arrojado a un pozo de agua potable, al cual lanzan decenas de piedras para ocultar su cuerpo.
El propósito de esta acción era nada menos que crear una guerra biológica y contaminar a todo aquel que consumiera el líquido de ese lugar.
Y aunque los restos del hombre fueron encontrados en 1938, recién ahora los científicos de las universidades de Noruega, Dinamarca e Islandia, pudieron dar con la data aproximada del cuerpo.
A través de un análisis radiocarbónico del esqueleto, según consigna el Washington Post, se descifró que efectivamente murió en la época de la invasión, y que sus características eran bastante nórdicas. Ojos azules, piel clara y pelo castaño o rubio, además de tener entre 30 y 40 años.
Pese a que no se ha podido establecer la causa de su muerte, los investigadores creen que ya estaba muerto cuando fue lanzado al paso, dadas las lesiones en el cráneo, lo cual se relata en la leyenda.
“Este tipo es un personaje marginal. ‘Personaje’ ni siquiera es la palabra adecuada para describir la mención pasajera de este hombre”, dijo Michael D. Martin, profesor de genómica evolutiva del Museo Universitario de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología y uno de los responsables del trabajo sobre el hallazgo. “Con este sofisticado análisis, es posible añadirle nuevos detalles. De hecho, se convierte en un personaje”, aseguró.