Pyongyang pretende transformar el emblemático balneario del monte Kumgang en un complejo turístico internacional, anunció el domingo la prensa oficial, un año después de la destrucción de los edificios construidos por Corea del Sur por orden del líder Kim Jong Un.
El balneario, símbolo de la cooperación económica entre las dos Coreas, fue construido por Hyundai Asan, una filial del grupo surcoreano Hyundai.
El objetivo era atraer a miles de turistas surcoreanos al monte Kumgang, que significa “la montaña del diamante”, considerada como uno de los lugares más bellos de la península.
El año pasado, durante un periodo de tensiones entre las dos Coreas, Kim ordenó la destrucción de las instalaciones “destartaladas” que había construido el Sur, comparándolas con “carpas improvisadas instaladas en una región destruida”.
La agencia de prensa KCNA informó que el primer ministro norcoreano Kim Tok Hun visitó el lugar y subrayó la “necesidad de reconstruir la estación turística a nuestro estilo” para convertirla en un “complejo turístico envidiado por el mundo entero”.
El primer ministro instó a transformar el lugar en una estación “turística internacional moderna e integral”.
Este complejo turístico fue uno de los proyectos intercoreanos más importantes junto con la planta industrial de Kaesong, cerrada desde 2016, en la que empresas surcoreanas empleaban mano de obra del norte.
Situado cerca de la frontera entre las dos Coreas, el monte Kumgang solía ser un destino turístico de los surcoreanos hasta que en 2008 un soldado norcoreano mató a una mujer que se había alejado de las zonas de seguridad. A raíz de ese hecho, Seúl prohibió las visitas.
Corea del Norte desea que esta actividad lucrativa se reanude, pero ahora violaría las sanciones económicas internacionales impuestas a Pyongyang debido a su programa nuclear y sus misiles.
En junio, Pyongyang destruyó la oficina de enlace intercoreana situada en su territorio y que había sido financiada por Seúl, uno de los símbolos de la distensión en la península, asegurando que no tenía ningún interés en negociar.
“El régimen de Kim tendrá problemas para encontrar recursos para renovar el monte Kumgang y necesita inversión extranjera, pero también envía el mensaje de que concede menos importancia a sus socios surcoreanos”, dice Leif-Eric Easley, profesor de la Universidad Ewha de Seúl.
Según Easley, también es una forma para Kim de presionar a la administración del presidente surcoreano Moon Jae-in para que el sur reanude las ayudas financieras.