El pasado 16 de mayo, la Sala del Senado inició la discusión particular de un proyecto de ley que busca que estudiantes de educación parvularia a media realicen más actividad física en colegios.
Se trata de una iniciativa que estuvo seis años dormida en el Congreso, entre 2018 y 2024, luego de ser ingresada en 2017.
Previo a que se detuviera su discusión, el proyecto de ley había pasado por la Comisión de Hacienda, sin embargo, cuando se retomó, la Sala acordó dejar sin efecto este informe y determinaron que volviera a la Comisión de Salud.
Junto a estos antecedentes, cabe destacar que mientras la iniciativa se mantenía sin discusión en el Congreso, la obesidad infantil llegó a un 35% en niños y niñas de primero básico, según datos del Mapa Nutricional de Junaeb 2022, citados por la Sociedad Chilena de Obesidad.
Qué propone el proyecto que exige más actividad física en colegios
De acuerdo con lo que apunta una publicación del Senado, el proyecto propone que “los estudiantes de educación parvularia a media, realicen alguna práctica física (la que no se podrá conmutar a la clase de educación física) dentro de los establecimientos educacionales”, es decir, que no podrá cambiarse o reemplazarse por lo que ya esté presente en el currículum nacional.
Estos ejercicios pueden ser “de alta o baja intensidad, de carácter formativo, lúdico, no profesional, integrativo y no discriminatorio”, y los establecimientos educacionales que tendrán que promover su práctica por al menos 60 minutos diarios.
Respecto a esta hora adicional, el senador Juan Luis Castro, explicó a nombre de la Comisión de Salud, que este proyecto busca “distribuir esa hora de actividad física, en pausas activas, elongaciones, ejercicio isométrico, que en el fondo permitan que del sedentarismo de estar una jornada escolar completa sentado, después un recreo o dos recreos, pasemos a lograr hacerse estas pausas o ejercicios o actividades lúdicas”.
En ese sentido, la iniciativa indica que los centros educativos deberán incluir estas prácticas “al menos, en sus respectivos planes de gestión de la convivencia educativa, a través del desarrollo de metodologías activas y participativas”.
Para llevarlas a cabo, los colegios tendrán que disponer “todos los espacios pertinentes, como también instalaciones, aparatos y recursos didácticos para hacer efectivo su uso en forma espontánea o coordinada por los docentes y asistentes de la educación”.
Asimismo, propone que se promueva el uso de vestimenta adecuada para este tipo de actividades “resguardando el principio de no discriminación, y sin perjuicio de las normas vigentes sobre uniforme escolar”.
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