Nuestro país presenta la mayor tasa de mortalidad de ballenas por colisiones con embarcaciones a nivel global desde 2013.

En momentos en que la biodiversidad enfrenta serias y constantes amenazas, Chile ha marcado un hito muy relevante en términos de conservación marina, fruto de un esfuerzo colaborativo serio, basado en evidencia y en la voluntad de implementar acciones concretas.

Nos referimos a la decisión de la Autoridad Marítima de registrar oficialmente en los mapas informativos a los navegantes, como el derrotero del Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile (SHOA), el área que abarca una medida de mitigación voluntaria para reducir la velocidad de los barcos en zonas donde se alimentan las grandes ballenas en el sur de Chile.

Esto se deriva de la decisión de los armadores del sur de Chile de implementar voluntariamente un área de reducción de velocidad para disminuir los riesgos de colisiones con cetáceos, en el marco del compromiso adquirido en la mesa marítimo portuaria del Pacto por una Región de Los Lagos Sostenible e Inclusiva.

Este hito, que busca proteger a algunas de las especies más emblemáticas y vulnerables de nuestros océanos, es un compromiso concreto con el desarrollo sostenible de la actividad naviera en la zona y llama a la reflexión respecto al impacto del tráfico marítimo en los ecosistemas marinos.

Velocidad reducida y cambio de rumbo

En específico, la Asociación Gremial de Armadores, del Transporte Marítimo, Fluvial, Lacustre y Turístico Sur Austral (ARMASUR A.G.) estableció que las naves de sus empresas asociadas adhieren de forma voluntaria a una medida de reducción de velocidad a 10 nudos y de cambios de rumbo, de ser necesarios, con el objetivo de reducir las probabilidades de colisiones con cetáceos.

El área considerada se definió gracias a una plataforma diseñada y administrada por INTESAL (Instituto Tecnológico del Salmón) en la que las embarcaciones que realizan cabotaje en las regiones de Los Lagos, Aysén y Magallanes pueden reportar sus avistamientos, estableciéndose así las áreas con mayor presencia de estos mamíferos marinos y generándose acciones para una mejor convivencia con ellos.

Esta plataforma es fruto de un proyecto implementado desde 2020 por ARMASUR en conjunto con INTESAL y WWF Chile, cuyo objetivo es diseñar e implementar buenas prácticas para la industria marítima de la zona sur austral en cuanto a sus posibles interacciones con ballenas.

Chile lidera en mortalidad por colisión

Este hito es significativo, ya que las colisiones son la segunda causa de muerte de cetáceos en el mundo, algo que también ocurre en el sur de Chile. Incluso, según un estudio publicado a inicios de este año en Marine Policy, nuestro país presenta la mayor tasa de mortalidad de ballenas por colisiones con embarcaciones a nivel global desde 2013. Siendo la zona del Golfo Corcovado-Canal Moraleda, la segunda con mayores registros.

Asimismo, el ruido submarino igualmente tiene efectos negativos sobre estos animales. Ambos impactos tienen su fuente en el tráfico marítimo, por lo que abordar los efectos generados por esta actividad, con medidas como la que aquí destacamos, permite reducir el riesgo de colisión con resultado de muerte de un ejemplar y disminuir la intensidad del ruido submarino. Esto beneficia no sólo a los grandes cetáceos en el sur de Chile, sino que también a nivel continental, a través del llamado Corredor Azul del Pacífico.

La zona de reducción de velocidad abarca las aguas del Golfo de Corcovado y el Canal Moraleda, las que han sido reconocidas como una de las áreas de alimentación más importantes de nuestro país para grandes cetáceos, con la presencia de ballenas azules, jorobadas, sei y franca austral durante la temporada de verano austral.

Esta zona también es tremendamente importante dentro del Corredor Azul del Pacífico Oriental, por el que circulan estas especies para acceder a sus áreas de reproducción en las aguas de América Central, después de haber cubierto sus requerimientos energéticos en el sur de Chile.

Por otro lado, esta área es uno de los principales puntos para el transporte que se realiza por vía marítima en el sur de Chile, por lo que existe una alta probabilidad de encuentro entre el tráfico marítimo y las ballenas que allí navegan.

Ballenas: fertilizadoras del océano con beneficios para todos

En este punto es necesario considerar que los grandes cetáceos son especies longevas, con largos periodos reproductivos que les permiten a los adultos incorporar nuevos individuos a la población, por lo que la pérdida de uno de ellos significa impactos altamente significativos en el esfuerzo de recuperación de la población de estas especies, varias de ellas llevadas al borde de la extinción, y que ha significado que algunas, como la ballena azul, sigan clasificadas como “en peligro de extinción” según la IUCN.

No debemos pasar por alto que recuperar estas poblaciones tiene beneficios para los seres humanos, dado el importante rol ecosistémico que juegan las grandes ballenas como fertilizadoras de los océanos, al reinsertar hierro en la columna de agua, lo que incide directamente en la productividad primaria y por ende en actividades de importancia comercial como las pesquerías. Esto, sobre todo en aquellas especies que se alimentan de organismos ricos en este mineral, como el krill.

Por esta y muchas otras razones, lo que ocurre en el sur de Chile con el tráfico marítimo es tan relevante.

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