Muy bien recibida, en el mundo digital, fue la noticia sobre la obtención de un préstamo del BID de US$100 millones para la transformación digital del Estado de Chile; más aún con las declaraciones del Ministro Secretario General de Gobierno, Álvaro Elizalde, que elevan las expectativas respecto de los alcances de esta iniciativa.

“Con la transformación digital apuntamos a un cambio cultural, a cambiar la manera en que el Estado se relaciona con las personas. Un Estado más cercano, confiable y oportuno, con equipos que se atreven a mirar sus procesos, repensarlos y simplificarlos para entregar cada día un mejor servicio”, dijo Elizalde hace unos días.

Implementar acciones de transformación digital, como los que menciona el Ministro, son complejos. Requieren de un gran liderazgo, constancia y consciencia de que son procesos que toman tiempo pero de resultados enormes si se hace bien. Este es de verdad un cambio que no sólo pasa por aspectos tecnológicos, sino que también de cultura organizacional.

Sin duda, hay varios casos que servirían como modelos para cambiar la forma de trabajo, los procesos y la disposición a entregar un servicio de calidad en el Estado a las personas. No obstante, considerando el actual contexto económico y social que vive el país, con una economía constreñida por variados factores, creo importante que un buen ejemplo es incorporar la transformación digital en los proyectos de inversión, y aquí se abre una ventana de oportunidad para impulsarla desde una estrategia de largo plazo.

Como muestra, un botón: En Codelco, durante los años 2020-2021, hicimos un gran esfuerzo de transformación digital en proyectos, que, lamentablemente, se vio truncado porque no estuvo en la estrategia de largo plazo. Sí, logramos avanzar junto con empresas de ingeniería y construcción en el rediseño de procesos de manera integrada. De hecho, proyectábamos el trabajo con otras instituciones, como Cochilco y todas aquellas ligadas a la tramitación ambiental, pero un cambio de administración le quitó la prioridad y no pudimos seguir avanzando en esta línea. Dicho de otro modo, si la transformación digital no está en la estrategia de largo plazo de las instituciones en su visión de futuro, no sobrevive a los cambios de administración.

Por eso recojo lo que ha planteado Rodrigo Krell, Secretario Ejecutivo de la Comisión Nacional Asesora de Evaluación y Productividad, en torno a la urgencia de agilizar los proyectos de inversión, mejorando la calidad de la regulación, la previsibilidad de los procesos y la mejor coordinación de distintos servicios, entre otros aspectos, atreviéndose a mirar los procesos y repensarlos a la luz de la era digital.

Hoy se podría volver a activar el sueño de una carretera digital para proyectos, abriendo además oportunidades para innovar, emprender y agilizar la inversión en el país. Por lo mismo, podemos valorar el anuncio del BID y las palabras del Ministro, pero la transformación digital o está en la estrategia o no será. Así de sencillo.

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