Las víctimas estaban obligadas a entregar a la organización el 50% de sus ingresos, así la red ganaba cerca de 150 mil euros cada mes, dinero que era enviado a España y luego a países como Brasil y Bélgica.

Las policías española, francesa y la judicial portuguesa desarticularon, en coordinación con la Europol, una organización criminal internacional asentada en España y dedicada presuntamente a la explotación sexual de mujeres sudamericanas en territorio francés.

La investigación, iniciada por autoridades judiciales francesas, desveló la existencia de un entramado criminal dirigido y gestionado desde España que explotaba sexualmente a mujeres, en su mayoría de nacionalidad brasileña, en hoteles de diversas localidades de Francia, obteniendo esta red un beneficio mensual de 150 mil euros.

La operación policial finalizó con la liberación de ocho víctimas en Francia y la detención e ingreso en prisión de nueve personas – cuatro en España, tres en Portugal y dos en Francia – según informaron fuentes policiales españolas este sábado.

Se realizaron un total de 12 registros domiciliarios, tres de ellos en España, y se incautaron 20 mil euros en efectivo, dos vehículos de alta gama y numerosos teléfonos móviles, ordenadores y equipos informáticos.

Detalles de la operación

La colaboración entre las tres policías comenzó en enero de este año, en base a una orden europea de investigación que se originó por las indagaciones abiertas por autoridades judiciales francesas.

La investigación realizada permitió constatar que el entramado criminal prostituía a un número importante de mujeres en territorio francés y que era dirigido por varias personas asentadas en España.

La organización publicaba anuncios en páginas web donde se ofrecían los servicios sexuales y se encargaban de gestionar el alojamiento de las mujeres en Francia, llegando a contratar el transporte con el que se las trasladaba hasta los hoteles donde tenían que prostituirse.

Las víctimas estaban obligadas a entregar a la organización el 50% de sus ingresos con los que la red criminal obtenía unos beneficios mensuales cercanos a los 150 mil euros, dinero que era enviado a España mediante transferencias bancarias o empresas de envío de dinero, y que luego era redirigido hacia Brasil y Bélgica.