El gobierno del presidente francés, Emmanuel Macron, enfrentará el martes dos mociones de censura por su gestión del “caso Benalla”, considerado como su peor crisis política desde que llegó al poder hace poco más de un año.

Las dos mociones de censura, una impulsada por la derecha y la otra por la izquierda, no tienen ninguna posibilidad de prosperar ya que el partido centrista de Macron, La República en Marcha (LREM), tiene mayoría absoluta en la Asamblea Nacional.

Pero tumbar al gobierno de Macron no es el objetivo buscado por la oposición. Los Republicanos (derecha) y la izquierda buscan con esta acción obligar al ejecutivo a explicarse sobre el escándalo que salpica a uno de los exjefes de seguridad de Macron, Alexandre Benalla, que golpeó a manifestantes durante las protestas del 1 de mayo.

Benalla, quien según imágenes captadas por testigos portaba un casco y brazalete policial, fue inicialmente suspendido sin sueldo durante 15 días, pero después que la prensa destapara el caso fue despedido e imputado por la justicia por violencia y usurpación de funciones públicas.

Altos funcionarios de la presidencia estaban al tanto del incidente, pero se abstuvieron de informar a la justicia como lo estipula la Ley.

El primer ministro, Edouard Philippe, deberá responder durante una sesión de debate a las preguntas de un diputado de cada uno de los dos partidos que presentaron su moción.

Las mociones de censura son bastante frecuentes en Francia: han habido más de 100 desde 1958. Pero es la primera contra el gobierno de Emmanuel Macron desde su aplastante victoria en las presidenciales de 2017.