El jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, condenó “enérgicamente” el viernes las acusaciones de Cuba contra la encargada de negocios de la embajada de Estados Unidos en La Habana, Mara Tekach, por sus denuncias sobre la detención del opositor José Daniel Ferrer.

“El régimen ha lanzado estas acusaciones infundadas contra ella en un intento de distraer a la comunidad internacional de su pésimo trato al pueblo cubano, especialmente la actual detención arbitraria del disidente José Daniel Ferrer“, dijo Pompeo en un comunicado.

Ferrer, de 48 años, líder de la organización opositora Unión Patriótica de Cuba (Unpacu), está preso desde el 1 de octubre en Santiago de Cuba, sin que se hayan comunicado oficialmente las causas de su privación de libertad.

Cuba acusó el miércoles a Estados Unidos de organizar una “campaña de calumnias” a partir de la detención de Ferrer, a quien describió como un “contrarrevolucionario” y un “agente asalariado al servicio de Washington”, y cuyo arresto atribuyó a hechos de violencia.

Tekach y su equipo “se han concentrado en los últimos meses en el fallido propósito de reclutar mercenarios, de promover la división y la confusión en nuestro pueblo, de identificar las áreas de la economía contra las cuales dirigir las medidas coercitivas, y en tratar de calumniar y desacreditar la gestión del gobierno cubano y a la Revolución”, dijo el diario oficial Granma en una nota editorial.

Pompeo dijo que la legación en La Habana se limita a cumplir con su misión de defender los derechos humanos y promover la causa de la democracia en Cuba.

“Estados Unidos ha expresado y continuará expresando abierta y transparentemente nuestras graves preocupaciones sobre el trato y la condición de los defensores de los derechos humanos en Cuba”, dijo.

Tekach, que el martes se reunió con la familia de Ferrer, dijo que el opositor es un “preso político que corre grave peligro”, según un video difundido en las redes sociales de la embajada estadounidense.

Ferrer estuvo preso y condenado en 2003 y formó parte de 75 opositores considerados por Amnistía Internacional (AI) como “presos de conciencia”, excarcelados en 2011 tras un diálogo entre el gobierno y la Iglesia católica. AI expresó en octubre su preocupación por su nueva detención.

Las autoridades cubanas rechazan que existan presos políticos en la isla y señalan que sobre las personas recluidas o detenidas pesan delitos comunes previstos en las leyes.

Washington y La Habana, enfrentados desde la Revolución de Fidel Castro en 1959, tuvieron un histórico acercamiento entre 2014 y 2016, cuando se restablecieron las relaciones diplomáticas. Pero el vínculo se deterioró con la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump en 2017.