Adama Barrow, político prácticamente desconocido por el gran público en Gambia hasta su candidatura a presidente en las elecciones en diciembre de 2016, en las que venció a 22 años de dictadura de Yahya Jammeh, volverá a gobernar por otros cinco años el pequeño país de África occidental.

Su falta de popularidad inicial no fue entonces ni ahora tampoco una traba para que el pueblo gambiano le haya confiado dirigir el país a este estadista nacido en Mankamang Kunda, un pequeño pueblo del este de Gambia, el 16 de febrero de 1965, dos días antes de que el país obtuviera la independencia de Reino Unido.

Tras completar sus estudios de secundaria en Banjul, la capital, Barrow comenzó su carrera de empresario en una compañía de energía donde llegó a ser el gerente de ventas.

A principios de los años 2000 realizó en Londres estudios sobre bienes raíces -mientras trabajaba de guardia de seguridad- que lo llevaron a fundar en 2006 una empresa inmobiliaria a su regreso a Gambia.

Pero mientras Barrow crece como empresario también se inicia en la política militando en el Partido Democrático Unido (UDP) de Ousainou Darboe (73 años), opositor histórico de Jammeh y quien se presentó en estas elecciones contra Barrow, quedando segundo.

Barrow fue elegido para las elecciones del 1 de diciembre de 2016 como el candidato de una coalición opositora de ocho partidos liderada por el UDP en ausencia de Darboe, en la cárcel tras participar en una protesta.

Barrow era “el candidato perfecto. Es un hombre humilde, amable y trabajador, que rompe los esquemas. Tiene los pies en la tierra”, declaró a la prensa local en septiembre de 2016 Mai Ceesay, expresidenta de las juventudes del UDP.

Victoria inesperada

Barrow ganó aquellas elecciones con un 43,29% de los votos frente a Jammeh, presidente que gobernó Gambia con mano de hierro bajo un régimen que cometió graves abusos contra los derechos humanos, que obtuvo el 39,64%.

Jammeh había llegado al poder a través de un golpe de estado en 1994 y desde la celebración de elecciones, en 1996, había obtenido siempre más de 50% de los votos a su favor, ganándolas con más del 67% en 2006 y con más del 71% en 2011.

Es por ello que la victoria de Barrow sorprendió tanto como la de Donald Trump un mes antes en los Estados Unidos o como el sí al Brexit en el referéndum celebrado en junio de ese mismo año en Reino Unido.

La llegada de Barrow a la presidencia fue bastante convulsa frente a la resistencia del excéntrico Jammeh de apartarse del sillón presidencial hasta el 21 de enero.

Su negativa ocasionó una crisis de dos meses por la que se desplegaron tropas de la Comunidad Económica de Estados de África del Oeste (CEDEAO) en Gambia y Barrow se refugió en el vecino Senegal y juró su cargo como presidente dos veces: una en Senegal (19 de enero) y otra tras su vuelta a Gambia (18 de febrero).

La vida personal de Barrow (musulmán, casado con dos mujeres y padre de cuatro hijos vivos) también sufrirá un revés el 15 de enero cuando su hijo Habibu, de ocho años, murió tras ser mordido por un perro, impidiéndole su exilio por motivos de seguridad acudir al funeral.

Promesa de justicia

Una vez se instala en el poder, una de sus primeras acciones fue revocar la decisión de Jammeh de que Gambia abandonara la Corte Penal Internacional (CPI), expresando su compromiso “con la promoción de los derechos humanos”.

Barrow prometió justicia para las víctimas de la era Jammeh y lanzó en 2018 la Comisión de la Verdad, la Reconciliación y la Reparación, que le presentó el pasado noviembre sus conclusiones finales instándole a enjuiciar a los principales responsables de los crímenes cometidos durante el régimen del expresidente.

Cuando Barrow llega al poder promete que solo lo ocupará por tres años, en lugar de cinco.

Pero cambia de parecer y en diciembre de 2019 crea un nuevo partido (Partido Nacional del Pueblo -NPP-) tras perder el apoyo del UDP, por desacuerdos con Darboe.

Así que, para fortalecer su base electoral, Barrow acordó el pasado septiembre una alianza con el ex partido de Jammeh, la Alianza Patriótica para la Reorientación y la Construcción (APRC), despertando el temor en las víctimas de que no se haga justicia.

Un polémico memorando de entendimiento sobre la citada alianza que salió a la luz indicaba que, en caso de ser reelegido Barrow, Jammeh obtendría una amnistía para poder regresar al país.

El portavoz del NPP, Seedy Njie, negó que el documento fuera verídico, pero será Barrow quien, con sus actos y decisiones, demostrará su autenticidad (o no) en los próximos cinco años.