Una nueva investigación de la NASA concluyó que Ceres, un planeta enano que se encuentra en el cinturón de asteroides situado entre Marte y Júpiter, pudo haber sido habitable en el pasado, pero para los microbios.
“Ceres podría haber tenido una fuente duradera de energía química: los tipos de moléculas necesarios para alimentar ciertos metabolismos microbianos”, informó la agencia espacial en un comunicado.
Cabe aclarar que, por el momento, no hay evidencia de la presencia de microorganismos en Ceres, pero este hallazgo indica que las condiciones sí pudieron haber sido aptas en este planeta para organismos unicelulares en el pasado.
El estudio, publicado en la revista Science Advances, se realizó a partir de datos de la misión Dawn, de la NASA, que hace algunos años se acercó a Ceres.
¿Por qué pudo haber microbios en el planeta Ceres?
Datos analizados previamente habían mostrado que en la superficie de Ceres había sales residuales de líquido que se filtró desde el subsuelo, luego se supo que este provenía de una gran reserva de salmuera (agua salada) bajo la superficie. Asimismo, los científicos habían descubierto que el planeta enano contiene moléculas de carbono en bajas cantidades.
El nuevo hallazgo es la pieza faltante de este rompecabezas, la NASA encontró que, en el pasado de Ceres, hubo una fuente duradera de energía química.
Esto no significa oficialmente que hubo vida, pero sí que posiblemente hubo “alimento disponible” en el caso de que surgieran organismos. ¿Cómo pudo ocurrir? Por la presencia de agua caliente.
Los científicos creen que, hace unos 2.500 millones de años, el océano subterráneo de Ceres pudo tener algún suministro de agua caliente con gases disueltos, que subía desde el núcleo rocoso del planeta.

*Ilustración que muestra el interior del planeta enano Ceres, incluyendo la transferencia de agua y gases desde su núcleo rocoso | NASA
Este calor, sugieren, se produjo por un proceso interno que ya se ha visto en el sistema solar: la desintegración de elementos radioactivos dentro del planeta. En la Tierra, de hecho, también ocurre.
“Cuando el agua caliente de las profundidades subterráneas se mezcla con el océano, el resultado suele ser un festín para los microbios: un festín de energía química. Por lo tanto, determinar si el océano de Ceres recibió una afluencia de fluido hidrotermal en el pasado podría tener importantes implicaciones”, explicó Sam Courville, becario del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, que participó de la misión Dawn, y autor principal del estudio.
El estudio calculó que Ceres pudo ser habitable entre 500 y 2000 millones de años después de que se formó, cuando su núcleo alcanzó temperaturas máximas. Esto se traduciría a hace entre 2500 y 4000 millones de años. Sin embargo, hoy frío y con menos agua y más hielo, su habitabilidad es improbable.
Referencia:
Samuel W. Courville y otros autores. Core metamorphism controls the dynamic habitability of mid-sized ocean worlds—The case of Ceres. Estudio de la NASA, publicado en la revista Science Advances, 2025.