El sacerdote y crítico literario José Miguel Ibañez Langlois plantea tres razones para explicar abusos al interior de la Iglesia: el clericalismo, porque el exceso de poder corrompe con facilidad, la insuficiente selección de los candidatos al sacerdocio y la débil teología moral que a veces han aprendido.

José Miguel Ibáñez Langlois responde -por escrito- una serie de preguntas realizadas en el marco de la reciente publicación de su libro “El amor que hizo el sol y las estrellas. Fundamentos de doctrina cristiana” (Ediciones UC).

El libro -de 314 páginas- busca ser una síntesis de la fe Católica y de la teología dogmática, moral y espiritual, con capítulos como “La Revelación Divina”, “El Acto de Fe”, “la Fe y la Razón”, “El Dios único”, “Padre, Hijo y Espíritu Santo”, entre otros, donde con gran cantidad de citas y algunas anécdotas, va hilando entregando un racionamiento y una miranda católica.

El título del libro hace referencia a una cita de Paraíso, de Dante: “L´Amor che muove il sole e l´altre stelle” (“El Amor que mueve el sol y las otras estrellas”).

Entrevista

¿Qué ejemplo de vida cristiana -que motive, que aliente- en Chile daría usted a las personas de hoy?

La Iglesia misma necesita hoy en Chile recuperar su propio aliento, el del Espíritu Santo: un nuevo impulso en la proclamación del Evangelio, en la participación activa de los fieles en la vida pública. ¡Nada de achicarse, nada de complejo de inferioridad! Ese es el mejor ejemplo.

En un sistema que ha exacerbado el materialismo, el consumo, la soberbia, el individualismo, que satura a las personas con estímulos -la mayoría irrelevantes- y tiende a fagocitar todo. ¿Cómo se puede, a su juicio, hacer una vida en Cristo en esta sociedad?

La vida cristiana se ha vivido históricamente en condiciones muy variadas, y con frecuencia muy adversas. El que no vive hoy la vida en Cristo, bajo pretexto de sistemas o circunstancias desfavorables, es un cojo que le echa la culpa al empedrado.

Como hijos de Dios, fuimos creados y somos creadores (“Saberse creado no se opone a saberse también creador de sí mismo” pp 123). Sin embargo, en el libro plantea que “todos los paraísos terrenales y mundos perfectos, que el hombre invente y trate de construir aquí abajo, están condenados al fracaso” (pp126). ¿Qué ejemplos puede darnos de “paraísos terrenales y mundos perfectos” concretos que esté el ser humano intentando construir hoy?

No parece que exista hoy ninguna utopía en marcha. Al contrario, en este tiempo de apatía se echa de menos el impulso creativo que movió utopías en el pasado, solo que ahora debe estar bien encaminado, con el realismo de las lecciones de la historia bien aprendidas.

En el libro, plantea al ser humano como un cuidador del mundo, atendiendo a temas medioambientales. Por otro lado, menciona el que la humanidad debe multiplicarse. Con una población cercana a los ocho mil millones, niveles de contaminación impresionantes e inmanejables, miles de especies en proceso de extinción y microclimas y ecosistemas destruidos o en grave peligro. ¿Cómo se pueden compatibilizar ambos mandatos?

El cuidado del planeta no puede consistir en reprimir la natalidad. La bajísima tasa de natalidad de muchos países (y del nuestro) es del todo ajena a motivos ecológicos. Viene de dos factores que deben corregirse: un orden socioeconómico y laboral que no facilita la maternidad, y el egoísmo de muchas parejas que quieren disfrutar la vida sin el sacrificio de la crianza de los hijos.

En “Honrar padre y madre”, plantea que ellos deben ser respetados, porque los hijos “nunca les pueden retribuir en forma suficiente el don de la vida”. También escribe que “La educación de los hijos es tanto un derecho como un deber de los padres, ambos irrenunciables, radicados en la naturaleza humana y por tanto anteriores al Estado”. En relación a estas afirmaciones, ¿qué pasa en situaciones de padres que no se preocupan? ¿O de padres abusadores o maltratadores? ¿O de padres y familias que no tienen habilidades o herramientas básicas para hacerse cargo de esas responsabilidades? ¿o que no son merecedores de ese respeto?

Que los padres se despreocupen de los hijos, por los motivos que sea, es muy lamentable. Pero los padres merecen siempre el respeto de los hijos, que viene del solo hecho de ser padres, y es un deber filial mínimo. Nada se gana con el irrespeto, por muy explicable que parezca.

¿Cómo explica usted que haya sido posible que, en el interior de la Iglesia, en forma tan amplia -territorialmente, a nivel de diversas congregaciones, distintos niveles jerárquicos, etc.- se hayan cometido abusos? ¿Qué pasó con la Palabra de Dios, con la Liturgia, la Eucaristía en la casa de Dios?

Entre las variadas causas de esos abusos, destaco tres. 1. el clericalismo, porque el exceso de poder corrompe con facilidad, y en Chile los clérigos han tenido demasiado poder. 2. la insuficiente selección de los candidatos al sacerdocio. Y 3. la débil teología moral que a veces han aprendido.

En otra área, querida por usted, a la luz de este libro, qué escritores chilenos y qué obras literarias recomendaría usted y por qué.>

Actualmente me dedico más a escribir que a leer. Cuando tengo tiempo prefiero las relecturas, de obras probadamente valiosas. Y en general, no tengo la mejor opinión de lo que se escribe hoy, en el mundo y en Chile.

Portada, Ediciones UC (c)