Las autoridades tunecinas anunciaron que buscaban activamente a un islamista radical, sospechoso número uno en la muerte del opositor Mohamed Brahmi, cuyo asesinato a balazos el jueves desencadenó este viernes una huelga general y manifestaciones contra el poder islamista.

Cientos de tunecinos se manifestaron en Túnez para exigir la caída del gobierno dirigido por los islamistas de Ennahda, a los que señalan como responsables de la muerte de esta figura de la oposición nacionalista de izquierda.

Sin embargo, el gobierno acusó a un salafista de estar implicado en el asesinato y añadió que el arma con la que cometió el crimen sirvió para matar en febrero a otro opositor de izquierda, Chokri Belaid.

Un día después de este asesinato el gobierno publicó una lista de 14 personas –extremistas radicales, algunos de ellos pertenecientes a Ansar Ashariaa, la principal organización salafista de Túnez — implicadas no solo en la muerte de Brahimi sino en la de Chokri Belaid, otro opositor, hace varios meses.

Cuatro fueron detenidos y ocho se fugaron, entre ellos Boubaker Hakim, presentado como el principal sospechoso, y dos están en libertad condicional, según el ministerio del Interior.

“Los elementos preliminares de la investigación muestran la implicación de Boubaker Hakim, un salafista extremista”, declaró a la prensa el ministro tunecino del Interior, Lotfi Ben Jeddou.

“El arma utilizada para matar a Mohamed Brahmi es la misma que la que sirvió para matar a Chokri Belaïd”, añadió el ministro.

La autopsia reveló que el opositor, asesinado a las puertas de su domicilio, fue alcanzado por 14 balas de 9 milímetros, indicó la oficina del fiscal de la República.

Beji Caid Essebsi, líder de Nidaa Tounes, el principal partido de la oposición tunecina, atribuyó al gobierno la responsabilidad del asesinato de Brahmi al considerar que “si este gobierno hubiera desvelado la identidad de los que encargaron (el asesinato) y de los asesinos de Chokri Belaid, no estaríamos así”.

“No hubo acusaciones serias, esto animó a los criminales a reincidir”, declaró Beji Caid Essebsi a la AFP.

La muerte de Chokri Belaid sumió al país en la mayor crisis política desde la sublevación de 2011.

“El pueblo quiere la caída del gobierno”. “Hoy Ennahda debe caer”, gritaron este viernes en el centro de Túnez los manifestantes, en su mayoría sindicalistas, que también calificaron al líder de Ennahda de “asesino”.

La prensa tunecina destacó los riesgos de desestabilización del país tras el asesinato de Mohamed Brahmi, que será enterrado el sábado en Túnez.

La presidencia de la República tunecina decretó este viernes jornada de luto nacional y la poderosa central sindical UGTT llamó a la huelga general.

Las calles de Túnez estaban desiertas, numerosos comercios cerrados, el tranvía circulaba casi vacío y muchos vuelos fueron anulados debido a la huelga.

“Decidimos una huelga política de común acuerdo con la organización patronal y el paro alcanzó su máximo”, declaró a la AFP Sami Tahri, el secretario general adjunto de la UGTT.

Todos los sectores siguieron las consignas en todas las regiones, afirmó.

Esta huelga nacional es la segunda desde el levantamiento de 2011. La primera se produjo en febrero de 2013, también convocada por UGTT, un día después del asesinato de Chokri Belaid.

En el interior del país, la huelga tuvo un gran seguimiento, incluido en el sector privado, y se organizaron sentadas en Sidi Bouzid, Kasserine, Gafsa (centro-oeste) y Kef (norte-oeste).

En Gafsa, Mohamed Mufli, de 45 años, militante del Frente Popular, coalición de extrema izquierda, falleció tras ser alcanzado en la cabeza por una bomba lacrimógena cuando la policía dispersó una marcha nocturna.

El seguimiento de la huelga era especialmente importante en Sidi Buzid, ciudad natal del opositor asesinado y punto de partida de la revuelta que derrocó al régimen de Zine El Abidine Ben Ali en enero de 2011.

El partido de Kamed Morjane, que fue ministro del presidente tunecino destituido Ben Ali, anunció el viernes la retirada de sus cinco diputados de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), reclamó su disolución y la renuncia del gobierno dirigido por los islamistas.

Por la noche, partidos de la oposición anunciaron la retirada de 37 diputados más y expresaron las mismas exigencias.