Miembros de la agrupación Pro-Acción Animal de La Serena anunciaron la interposición de acciones legales para dejar sin efecto un convenio bajo el cual la Universidad del Mar, recibe perros abandonados desde los caniles municipales para procedimientos de vivisección en su escuela de Medicina Veterinaria.

Uno de los perros reconocidos por la agrupación | Sofia Paez Garmendia

Uno de los perros reconocidos por la agrupación | Sofia Paez Garmendia

La denuncia fue hecha en Internet por Sofía Páez Garmendia y recogida por el sitio de activismo Perros, donde se da cuenta cómo, tras un proceso de seguimiento, se logró acreditar que la casa de estudios recoge periódicamente animales del canil, los cuales son estudiados y posteriormente sacrificados por docentes y alumnos.

En el sitio web se muestran crudas imágenes de los perros, algunos de los cuales fueron cobijados inicialmente por la Agrupación, pero que sin embargo tras pasar por el canil fueron usados en los estudios, siendo finalmente desechados en bolsas plásticas, desde las cuales se recuperó los cadáveres como prueba.

Los denunciantes indicaron que interpondrán acciones para que Contraloría de fin al convenio, del cual ya se habría comunicado su renovación. Asímismo hicieron un llamado a los estudiantes de la Universidad del Mar a exigir un cambio en los sistemas educativos, recalcando que no es necesario terminar con la vida de los perros para fines de estudio.

La versión de la Universidad

En tanto el Jefe de Carrera de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Udelmar, Marco Moya, se mostró sorprendido por la denuncia dado que las condiciones de funcionamiento del convenio serían muy distintas de las denunciadas.

Según explicó Moya a La Radio, el convenio con la Municipalidad faculta al plantel para retirar perros que serán utilizados bajo 3 condiciones: animales a los que se realiza prácticas de observación y luego son devueltos a los caniles; cadáveres de perros a los que ya se había practicado la eutanasia en el canil; y perros en estado terminal, los cuales son estudiados y luego sacrificados en el laboratorio.

“Sólo se realizan estas prácticas con animales en estado terminal o de lo contrario son devueltos al canil. Además se siguen todos los protocolos de anestesia y analgesia para asegurar que el can no sufra”, explicó el docente.

Moya se mostró extrañado por la denuncia, por cuanto aseguró haber sostenido una reunión en mayo con la agrupación Pro-Acción Animal, tras lo cual acogieron favorablemente sus observaciones, como la apertura de un registro de los animales utilizados y sus enfermedades; al igual que el uso de jaulas más grandes para los traslados.

También recordó que en el pasado han realizado exitosamente en conjunto campañas de esterilización y de atención veterinaria, por lo que no comprende la actitud de la organización, de la cual se enteró por terceros y la prensa.

Sin embargo, Moya, reconoció que hubo un error de procedimiento en el desecho de los cadáveres, al usar bolsas de basura para ser recogidas por el camión recolector. El veterinario aseguró que esto será subsanado encargando el proceso a una empresa de disposición de residuos hospitalarios.