Yeonmi Park es una joven norcoreana nacida en una de las dictaduras más atroces que ha visto el mundo. Con solo 14 años, ella y su madre escaparon del país a través de las heladas aguas de los ríos que lo separan al norte con China, sin embargo fueron capturadas por unos traficantes de personas. Una de las vivencias más fuertes que experimentó fue ver cómo violaban a su progenitora frente a ella.

Vendida por 200 dólares (unos 133 mil pesos chilenos), fue obligada a ser la amante de un comerciante bajo la promesa de reencontrarse con su madre y traer a su padre desde Corea del Norte.

Contra todo pronóstico, el hombre cumplió.

“Corea del Norte es el único país que ejecuta a gente por realizar llamadas internacionales sin autorización”, dijo Park, con 21 años, frente la Cumbre Mundial Joven de 2014, en Dublín (Irlanda), acompañada de 1.300 jóvenes de 194 países que debatieron sobre las posibles soluciones de los problemas más preocupantes del mundo.

“Creía que el dictador podía leer mi mente”

“Cuando tenía 4 años, mi madre me dijo que ni siquiera susurrara, para que los pájaros y los ratones no pudieran escucharme.Lo admito, creía que el dictador de Corea del Norte podía leer mi mente”, dijo, para luego explicar cómo tuvo que enterrar a su padre a las 3.00 de la mañana en secreto: “no podía llorar, tenía miedo de que me mandaran de vuelta”.

En su desgarrador discurso admite que desde que nació fue secuestrada, incluso antes de aprender las palabras libertad y derechos humanos. Cuando tenía 9 años presenció la ejecución de la mamá de una amiga, quien fue sentenciada a la muerte por haber visto una película estadounidense.

Park explicó cómo su madre dejó que la violaran para evitar que abusaran de ella. Dijo que unos 300 mil refugiados norcoreanos en China son vulnerables, el 70% son mujeres y niñas, que son victimizadas y en muchos casos vendidas.

La joven aseguró que “dudar de la grandeza del régimen, puede hacer que tres generaciones de una familia vayan a prisión o puedan ser ejecutadas”.

Actualmente Park vive y estudia en Estados Unidos. Además, ofrece conferencias alrededor del mundo para enviar su mensaje en favor de los derechos humanos en Corea del Norte.

En la cumbre mundial, la joven entregó tres maneras en las que el mundo podría ayudar a los norcoreanos que quieran escapar de la situación en la que estuvo su familia: educarse sobre la situación, apoyar a los refugiados y realizar una petición a China para que detenga la repatriación de quienes llegan con vida en su búsqueda de la libertad.